Estimada señora, usted no me conoce, pero como la mayoría de los chilenos, ahora la conocemos a usted. Tristes circunstancias, sin duda: su marido, el mayor Emmanuel Sánchez Soto, mártir 1.237 de Carabineros de Chile.
1.237 ¿un número? No, por supuesto. Un mártir.
¿Mártir? Persona que sufre injusticias o privaciones por alguien o por algo y muere por defender sus ideales.
Parece tan simple, todos creemos entender, nos compadecemos, sentimos pena, cambiamos de canal, doblamos el diario y a otra cosa.
¿Y usted Macarena, qué hace usted? Seguramente lo mismo que aquellas otras 1.237 mujeres madres, esposas, hijas hicieron antes, disimular la pena para que nadie más la vea, envolver sus recuerdos de mujer en un rincón del corazón para desenvolverlos cuando esté sola, pero por sobre todo, reponerse y seguir adelante por sus hijos y la propia vida que no para.
Señora, debo confesarle que había empezado un artículo hablando de los brillantes últimos proyectos de ley como la "Día de duelo por muerte de una mascota", de lo ordinarias que se ven las mujeres saltando con las pechugas al aire pidiendo igualdad de trato, de la corrupción en el Gobierno, de los promotores de la violencia que hoy están gobernando, en fin, hay tema para tanto, no obstante, el 10 de abril, catorce balas disparadas por delincuentes inmigrantes ilegales mataron a un chileno.
Y como puede ver, aquí estamos, viendo cómo la delincuencia manda a esta tropa de ignorantes que no saben gobernar. Aquí seguimos, un país otrora pujante y trabajador, miembro de la OCDE, pero que ese 10 de abril mostró lo que realmente somos: una nación vulnerable y mal diseñada, donde hay más celulares que personas, la justicia no hace la pega y la pobreza se disfraza con plasmas y subsidios.
En un mundo donde todo tiene precio y nada tiene valor, uno llega a pensar para qué dar la vida por los demás. Sin embargo, pasan los años, cambian gobiernos y autoridades, pero nuestros Carabineros siguen cumpliendo con su deber.
En nombre de millones de chilenos, gracias. Gracias, porque su marido, y en él Carabineros de Chile, representa orden y honor, condiciones que a tantos chilenos les falta.