De esquiva con las cámaras a reina de internet, y sus días de fiesta por Chile
VIDA PÚBLICA. Los pasos de Isabel II aún son recordados con el Ford Galaxie descapotable que trajo para su traslado en 1968.
Al momento de nacer, en 1926, era poco probable que Elizabeth Alexandra Mary Windsor llegara a ser reina, debido a su tercer lugar en la línea de sucesión, puesto que hoy ocupa el príncipe George de Cambridge, primer hijo del príncipe William. No obstante, Isabel II sobrevivió a seis pontífices, fue la primera monarca en ser coronada con transmisión televisiva y, pese a las críticas sobre la monarquía, gozó este año de un 80% de popularidad. Esto sin olvidar su visita oficial a Chile en 1968 que se transformó en una fiesta, cuyo legado permanece en el auto Ford Galaxy que traslada al Presidente.
A los diez años, la futura monarca vivió su primer gran evento, con la ascensión al trono de su padre, Jorge VI, luego de que su tío, Eduardo VIII, abdicara para casarse con la estadounidense Wallis Simpson, quien era divorciada.
En noviembre de 1947, la futura reina se casó con Felipe de Mountbatten en la Abadía de Westminster, a los 21 años. El enlace se extendió hasta 2020, cuando el hombre y el príncipe que la dejó reinar, acompañó y aconsejó su trabajo, murió a los 99 años en medio de una gran expectación sobre el futuro de Isabel II, quien en junio de 2022 celebró su Jubileo de Platino, o los 70 años de reinado, tras asumir la corona en 1952.
La vida de Isabel II, de esta forma, se entrelaza con la historia del siglo XX: nació en medio de la Primera Guerra Mundial, su educación -no formal -se produjo cuando ocurría la Segunda, recibió la corona en medio de la reconstrucción de Europa, proceso desde el que vio la caída del muro de Berlín; sobrellevó las tensiones de la Guerra Fría, dos bombas atómicas, la masificación de la televisión y la llegada de internet.
La reina, al momento de su coronación se mostró reacia a la transmisión en directo de la ceremonia, afirmando que "cualquier error, incidente no intencional o comportamiento indigno de los espectadores sería visto por millones de personas", citó ayer The New Yorker.
Las cámaras eran algo nuevo y las personas comunes comenzaban a pedir ser parte, o al menos testigos, de la historia: la abadía se llenó de cámaras e Isabel II nunca más las dejó, convirtiendo a la realeza británica en un acontecer planetario, incluso, entrado este siglo, con una serie en Netflix.
El historiador y académico de la Universidad de Santiago (Usach), Cristóbal García-Huidobro, explicó ayer que la reina fue "una jefa de Estado, una mujer que asumió un cargo tradicionalmente ocupado por hombres en un momento crucial de su propio país y también de Occidente, que tiene que ver con el desmantelamiento de los grandes imperios y la descolonización. Llevó la rienda de su país en una cuasi guerra civil en Irlanda del Norte. Supo realizar uno de los trabajos más difíciles que hay como ser jefa de Estado en una monarquía constitucional".
Chile
Con este manejo político, poco antes de celebrar sus primeros 15 años en el trono, en 1968 la monarca fue recibida en Santiago por el ex Presidente Eduardo Frei Montalva, luego de que él viajara a Inglaterra en 1965. La visita fue gestionada por el exembajador Mariano Fontecilla.
"La reina fue la persona más sencilla, más simple en todas las ceremonias" de la única visita de un monarca británico al país, destacó el diplomático ayer en Chilevisión. Entonces, miles de personas salieron a saludarla en las calles de Santiago, Valparaíso y Pucón.
La conexión entre el Mandatario e Isabel II permitió que ella fuera a comer a su casa, en Providencia, pese a cierta reticencia de Frei Montalva, contó Fontecilla, "de que no le fueran a decir 'cachetón'" por recibir a la reina. Luego en Pucón tuvo lugar un picnic, donde la reina se sentó a tomar el té "en un tronco" mientras se discutían las relaciones con Argentina.
Entre toda esta vorágine, un coqueto Leonel Sánchez (la U), quien también falleció este año, entregó un ramo de flores a Isabel II en la antesala del clásico universitario.
Al dejar el país, la reina obsequió a La Moneda el auto en que se trasladaba, el descapotable Ford Galaxie 500 XL que hasta hoy los presidentes utilizan en ocasiones muy especiales, como cambios de mando.
Esta felicidad y grandes eventos que producía la monarca a su alrededor tuvo un hito en 1981, cuando su primogénito, el ahora rey, se casó con Lady Diana Frances Spencer. Millones de personas siguieron el evento.
Las malvinas y pinochet
En 1982 nuevamente Chile apareció en la conversación británica. Pese a que entonces la monarquía no tenía injerencia notoria en la política, la comunicación con Margaret Thatcher, conocida como "la dama de hierro", fue histórica para la monarca: por primera vez dos mujeres británicas decidían un conflicto, y al otro lado del mundo.
En el Pacífico, Augusto Pinochet prestó el apoyo a la premier que luego fue retribuido durante su detención en Londres, en 1998, mediante la visita a la casa en Virginia Waters.
Un nuevo siglo
A mediados de 1999 se abrió el primer Parlamento de Escocia en casi tres siglos, y a fines de aquel año, Isabel II ratificó la transferencia de poderes al nuevo Gobierno de Irlanda del Norte, que recuperó su autonomía.
En línea con estas gestiones que anunciaban el cambio definitivo de época, en 2015 la reina concretó su última visita oficial fuera de Reino Unido, y quinta a Alemania, en el antiguo campo de concentración nazi de Bergen-Belsen, liberado en 1945 por soldados británicos.
De forma paralela, en 2012 y con motivo de los Juegos Olímpicos de Londres, Isabel II interpretó correctamente los nuevos códigos de internet: era preciso hacer un gesto popular y tecnológico, seducir a los millennials que empezaban a entrar a paso firme en la vida productiva y el poder.
James Bond, interpretado por Daniel Craig, recogió a la reina en el Palacio de Buckingham y juntos en helicóptero, como en las misiones del más famoso de los agentes secretos británicos, mediante un montaje de realidad virtual, se lanzaron en paracaídas e Isabel II entró bajo una lluvia de aplausos al evento.
Era mentira, pero a veces la mentira emociona como la verdad y eso fue leído por la monarca que, tras los resquemores políticos y financieros del Brexit en 2020, cuando Reino Unido abandonó a la Unión Europea; a mediados de este año celebró su jubileo de platino, con una representación holográfica de ella que, a bordo de un carruaje, saludó a miles de personas apostadas en las calles de Londres, dando una señal de unión mediante la tecnología.