Hace unos días se celebró el Día Mundial Sin Fumar, fecha que busca advertir los riesgos del consumo de cigarrillo y promover políticas eficaces para reducirlo, considerando que cada año provoca más de siete millones de muertes, y que 900.000 de éstas corresponden a fumadores pasivos, que son víctimas del humo.

La Encuesta Nacional de Salud revela que el 40% de los chilenos fuma y es una de las principales causas de muerte. Durante los últimos gobiernos se han aplicado políticas públicas que llevan a desincentivar el hábito. El 1 de marzo de 2013 entró en vigencia la Ley Nº 20.660, que prohibió fumar en espacios cerrados de acceso público o comercial, como bares, discotecas, casinos y restaurantes, salvo que tengan terrazas entre un par de muros y toldos por techo. Otros lugares prohibidos que se consideraron en la ley fueron los aeropuertos, teatros, supermercados, universidades y centros comerciales. La legislación prohibió la publicidad del tabaco y estableció que los responsables de los locales comerciales deben exigir al consumidor que deje el cigarrillo y si no son obedecidos, deben llamar a Carabineros, mientras que los infractores podrán ser sancionados con una multa. La legislación ha tenido también actualizaciones posteriores para acentuar las prohibiciones.

La Organización Mundial de la Salud dice que fumar tabaco es la principal causa del cáncer de pulmón, y que es responsable de más de dos tercios de las muertes por esa patología en el orbe. La exposición al humo de tabaco ajeno en el hogar o lugar de trabajo también aumenta el riesgo cancerígeno. Dejar de fumar puede reducir en las personas el riesgo de cáncer pulmonar a la mitad, en un plazo de diez años. Asimismo, fumar es la causa principal de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, una afección en que la acumulación de mucosidad con pus en los pulmones provoca una tos dolorosa y dificultades respiratorias.

Los organismos internacionales reconocen que Chile es uno de los países donde se han aplicado mayores medidas antitabaco, si se considera que también tiene una fuerte carga de impuestos, aunque ello ha incentivado también el desarrollo del contrabando de cigarrillos.

Las universidades públicas/ regionales son la alternativaEl mensaje del Presidente Boric menciona que es hora que Chile se ponga al día con sus instituciones estatales y anuncia que promoverá un nuevo trato entre el Estado y sus universidades con la finalidad de fortalecer la educación pública, ratificando su compromiso del programa de gobierno. A partir de ello, no resulta extraño que surgieran las criticas destempladas de algunos rectores de universidades privadas, aludiendo que es un equívoco, una monstruosidad o una barbaridad, apuntando que se estaría segregando a instituciones donde estudia la mayoría de los estudiantes del país y la preocupación debería estar puesta en los estudiantes y en la irrenunciable libertad de elegir dónde estudiar.

Hay algo que no podemos obviar, la preocupación por los estudiantes, la calidad de las instituciones y que las universidades estatales son minoría en el país.Sólo representamos el 16% del total de sistema de educación superior y si consideramos matrícula de universidades somos el 28%. Pero sin duda, no estamos de acuerdo que fortalecer la educación pública pueda ser una injusticia. Desde un análisis solo de matrícula, las universidades tradicionales representan un 23% y las privadas el 49% de los estudiantes, siendo un tercio de sus estudiantes solo de cuatro carreras (psicología, enfermería, derecho e ing. Comercial), un 17% de toda la matrícula de universidades en el país.

Es relevante en este sentido el aporte de las instituciones estatales, ya que representan fuera de las grandes regiones del país, una oportunidad de estudios a miles de jóvenes en regiones, siendo la suma de sus matrículas superior a las privadas y las tradicionales, en al menos 8 regiones del país. También cabe hacer mención que en tres regiones no hay oferta de privadas y en cinco no hay oferta de tradicionales, lo que se presenta especialmente en las regiones extremas del país.

Con la información expuesta, hace mucho sentido fortalecer la educación pública del país, sobre todo en regiones, para que realmente los jóvenes tengan alternativas de estudios y diversidad de carreras. Favorecer la educación superior pública va en directo beneficio de los estudiantes y en el desarrollo de las regiones, al considerar todos los beneficios que conlleva un proyecto para las ciudades que se encuentran alejadas de los grandes centros urbanos, y que no sea el mercado como lo demuestran los datos, que defina donde desarrollar proyectos universitarios y qué carreras ofertar.

Óscar Garrido, rector Universidad de Los Lagos