A pesar del, hasta ahora, positivo proceso de vacunación masiva en Chile, lo concreto que el trabajo virtual o teletrabajo ha sido un modelo que llegó para instalarse definitivamente en nuestro país. El teletrabajo se define como una forma de trabajo a distancia, en la cual el trabajador desempeña su actividad sin la necesidad de presentarse físicamente en la empresa o lugar de trabajo específico. Esta modalidad trae beneficios tanto al empleador como al trabajador, y a la sociedad a largo plazo, cuidando el medio ambiente.

En ese sentido, es fundamental analizar los desafíos que se vienen y uno de ellos será nuestra vinculación con las plataformas de videoconferencias, principalmente en las clases online.

Por ello, en esta etapa es muy relevante difundir y fortalecer el equilibrio entre tomar atención e interactuar con los compañeros y el ambiente, lo que, sin duda, será importante para mejorar la experiencia, además de impulsar la participación a través de distintas herramientas por quien convoca el encuentro online.

Eduardo Castillo, periodista y académico de la Facultad de Comunicaciones y Artes Universidad de Las Américas, plantea que en un año donde Chile comenzará a redactar su nueva Constitución y ante la evidencia de la pandemia sobre la desigualdad en la calidad al acceso a internet, se deben considerar las palabras de la Subsecretaria de Telecomunicaciones, Pamela Gidi, quien señaló que "el gran problema que tenemos es que el 50 por ciento de los hogares de Chile no tiene internet fija y eso es muy dispar".

Esto explica imágenes vistas en pandemia de alumnos subidos al techo de su casa en zonas rurales de para tener algo de conexión. Es así como urge avanzar en la garantía del Estado para el acceso universal a internet. "Conectarse" dejó de ser solo una entretención y es fundamental para cumplir con tareas esenciales tanto para el diario vivir, como para el desarrollo educacional y profesional.

La pandemia sigue con una sinuosa curva de contagios por covid. Esfuerzos se redoblan para avanzar con una campaña pronta y efectiva de inmunización en Chile. Mientras anhelamos que las personas enfermas puedan obtener una pronta mejoría, debemos agilizar estrategias para fortalecer la rentabilidad de nuestro agro.

Nunca, en muchos años, nos habíamos enfrentado a una crisis tan transversal y severa en términos económicos, al menos para un segmento importante de la población. Agradecemos la fortuna de que las condiciones de vida de los sectores rurales a nivel de campo dificultan las infecciones, el problema más severo afecta sanitaria y logísticamente a los centros poblados del país, donde se encuentra una proporción importante de los consumidores.

Este hecho ya afectó en 2020 a muchos pequeños productores que, siendo multirubros, tuvieron serias dificultades para comercializar una parte importante de sus productos.

El nuevo impulso de revalorización que han tenido algunos productos mineros ha permitido pensar en apoyos estatales para la población. Los alimentos también vieron estabilidad de comercio en 2020, ya que el sector exportador permitió acoger una parte importante de nuestra producción.

Sin embargo, debemos estar atentos a los cambios que puedan ocurrir en términos de comercio internacional, ya que la pandemia, aspectos políticos, zoosanitarios pueden generar un escenario diferente en un plazo corto. Hay que estar preparados para un cambio de estrategia, son tiempos en los cuales los espíritus, esfuerzos y fuerza emprendedora deben trabajar unidos, para el desarrollo de oportunidades de mercado, y también mejoras innovadoras en nuestros sistemas productivos.

Es un año para generar políticas prácticas para la ganadería, el agro y, en general, para el rubro de alimentos. Debemos pensar en cómo la información permea en forma rápida, en un desarrollo de I+D que agregue valor en forma real y a un costo razonable a nuestros productos, y replicar los modelos de producción exitosos. La ganadería y la agricultura pueden ser un pilar para la reactivación post-pandemia.

Sergio Willer, presidente de Corpcarne