Paola Rojas Mendoza
Un gran cambio, sin precedentes, ha sufrido la sociedad a nivel global y junto con ello el modelo educativo, que ha debido pasar de las aulas a las pantallas u otro métodos a distancia abruptamente. Por ello, el sicólogo y académico del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Los Lagos (ULagos) y magíster en Sicología Educacional, Eduardo Vicuña, abordó los desafíos y problemas que han debido enfrentar profesores, estudiantes y padres.
Vicuña es además coordinador del programa de orientación y contención sicológica que ofrece actualmente la casa de estudios, donde niños y adultos pueden llamar al fono 642333000, opción 3, en el cual profesionales y estudiantes del área entregan ayuda en medio de la pandemia, de lunes a viernes, de 8.30 a 18 horas.
-¿Qué se ha podido visualizar sobre la educación a distancia desde la academia en estos meses?
-Lo que se puede visualizar son nuevos desafíos, desde distintas aristas, ya que no debemos olvidar que cada territorio tiene diferentes características particulares, desde la población hasta aspectos geográficos. Entonces, todo esto de la educación a distancia hace que sea muy particular para cada una de las familias que están participando en este proceso y depende mucho también del nivel educativo, si son preescolares, de educación básica, media o superior. El desafío es para profesores, padres y estudiantes, porque la realidad es muy diferente a lo que se entendía antes por una educación a distancia, ya que no hay que olvidar los factores estresantes que conlleva estudiar bajo la presión de todo lo que está pasando a nivel de salud pública y a nivel social.
-Y es una realidad en constante cambio además...
-Esto ha implicado ir adaptándose a lo que está ocurriendo, porque la realidad y las circunstancias cambian semana a semana. Sobre el proceso de vuelta, en el plan "paso a paso", no se ha dicho mucho, sino más bien que el regreso depende del análisis de las autoridades.
-De lo que ha sucedido hasta ahora, ¿qué aspectos se han detectado como más complejos?
-Si bien en estos meses han salido distintos manuales y guías de apoyo para los profesores y las familias, es importante insistir en que son procesos particulares que vive cada una de las personas. Si bien la educación a distancia está relacionada inmediatamente con el uso de internet, no siempre es posible, por una brecha tecnológica, económica y de accesibilidad, lo que nos muestra una vez más las desigualdades presentes en nuestro país. Por eso, para los profesores hay un doble desafío, porque tienen que aprender a trabajar con la tecnología, pero igualmente están elaborando material o para llevar a las casas. Es más trabajo para ellos, más estresante la preparación y el seguimiento de la labor educativa.
-¿Se genera una nueva relación con la tecnología y la educación?
-Este nuevo contexto nos muestra algo que de la academia se venía diciendo desde hace mucho tiempo: las tecnologías no se deben eliminar de las salas de clases, porque por mucho tiempo les quitaban los celulares a los alumnos, pero hoy lo que estamos pidiendo es que ojalá todos tengan un celular y un computador. Entonces, desde hace un tiempo nos dimos cuenta que debemos aprender a vivir con la tecnología y a utilizarla adecuadamente. Quizás siempre fue incorrecto prohibir usar el celular en la sala de clases y el camino era ayudar a saber usarlo como una herramienta tecnológica.
Aspecto socio-emocional
-Con la experiencia de estos meses, ¿en qué dirección deben ir los establecimientos?
-Hoy nos enfocamos más en lo académico. Si bien es importante centrarnos en los contenidos y se han hecho las adecuaciones por parte del Ministerio, pero actualmente es más importante, y lo dicen los expertos, enfocarnos en el desarrollo socio-emocional y en qué nos está pasando con esto. Hemos basado nuestra educación en lo que era memorizar, pero ahora debemos cambiar este paradigma al comprender, saber hacer, desarrollar habilidades y capacidades, que es uno de los beneficios que estamos logrando a través de esta forma de educación.
-Aunque aún no se tenga fecha, ¿cómo deberían ir preparando los docentes el retorno a las aulas?
-No hay que tomarlo en el ámbito educativo como un año perdido, porque sí se están haciendo cosas. El retorno también será paulatino y no se debe empezar en una forma tan intensa. Deberá existir un periodo de adaptación no tan fuerte en los contenidos durante los primeros meses, sino más bien con nuestras emociones. Ahí los equipos sicosociales tendrán una gran tarea, que será orientar a los docentes en este contexto para conectarse nuevamente con los estudiantes y deberán generarse espacios para aprender a convivir nuevamente unos con otros, porque hemos estado mucho tiempo encerrados y compartiendo desde la virtualidad.
"Nuestra educación la hemos basado en lo que era memorizar, pero hoy debemos cambiar ese paradigma al comprender, saber hacer, desarrollar habilidades y capacidades".