Lentamente, restaurantes de la región ya han tenido que iniciar el inexorable proceso de cierre, debido al impacto de mantener sus puertas cerradas desde mediados de marzo, cuando la llegada del coronavirus al país obligó a decretar el Estado de Catástrofe y someter a la población a un largo período de tiempo marcado por los llamamientos al confinamiento y la tensión constante sobre la capacidad de la red asistencial para absorber el aumento de la demanda.

El rubro de la gastronomía ha sido, tal vez, el más afectado. Una actividad que por esencia se basa en el consumo y la compañía alrededor de la comida, ha tenido que resignarse, en el mejor de los casos, a reinventarse a través del delivery, mientras que la gran mayoría ha sorteado la crisis con el solo anhelo del pronto fin de la pandemia.

Osorno y otras ciudades de Los Lagos que tienen una amplia variedad de locales para atender a la población local y a los turistas que llegan cada año, están sufriendo el golpe de la crisis sanitaria en la actividad gastronómica. Muestra de ello es el reciente cierre de conocidos restaurantes que ya venían sufriendo desde antes de la pandemia el impacto del estallido social (tal como el emblemático Dino's de Osorno) una mezcla fatal para muchos de estos locales en el país. Algunos, en tanto, han optado por reinventarse y acogerse a la modalidad de delivery para sobrevivir a la crisis generada por la pandemia de covid-19.

Los dirigentes gremiales vienen insistiendo desde hace tiempo que el sector necesita una atención especial de parte del Gobierno y que el formato del delivery, por lo demás, resulta ser una competencia desleal, por cuanto muchos de quienes apuestan por esa técnica, no cumplen las exigencias sanitarias y laborales de cualquier local.

La importancia del rubro en la zona y la mano de obra que genera son razones suficientes para que la autoridad observe con atención lo que está sucediendo en la Región de Los Lagos. El desastre puede ser aún mayor de lo proyectado.

Gastar más de lo que somos capaces de producir. Sin duda, cuando un troglosapiens "cambió tuto de mamut por ala de terodáctilo" jamás imaginó que esa inocente permuta daba origen a la primera transacción comercial. Por supuesto, entonces, bancos, bolsa de valores y tarjetas de crédito estaban en pañales. El concepto "interés" era completamente desconocido, "deuda" no tenía significado y a la dueña de caverna no le pasaba por la mente que podría adquirir refrigerador, carteras y otros enseres sólo marcando un número telefónico y mucho menos, empezar a pagar tres meses después. Aún más, eran tan primitivos los pobres que ni siquiera soñaban con la deuda externa y mucho menos tratados bilaterales…

Y aquí estamos, todos consumiendo como malos de la cabeza incluidos los comunistas más recalcitrantes.

De hecho, el 18 de octubre de 2019, el "estallido anti social" dio buena cuenta de ello: en medio del horror, destrucción, molotov, delincuencia y terrorismo se veía a esos chilenos y extranjeros con celulares de última generación, vestidos con polerones, blujeans y zapatillas importados comprados en multitiendas capitalistas, bicicletas de marca y, sobre todo, destruyeron cruelmente nuestro país en tres meses y tres meses es mucho tiempo sin trabajar ni estudiar, y el tiempo es oro. Exigían igualdad y se veían todos iguales, gritaban "sueldos de hambre" y se veían bien alimentados.

En fin, ¿y a pito de qué seudo análisis histérico con ínfulas de tratado socioeconómico?

A pito que si ya estábamos gastando lo que no tenemos hoy con la pandemia, estamos encalillando el futuro de nuestros nietos ¿Y?

Y nada, estamos fritos. Los al menos 10 millones de chilenos que no salieron a destruir, esos pequeños grandes empresarios que intentaron seguir trabajando, produciendo, reinventándose, haciendo malabares para seguir pagando a sus empleados, el IVA y la cacha de la espada, hoy se están muriendo, cerrando fuentes de trabajo. Son esos otros chilenos "encalillados" que no piden para comprar lo que no han ganado, sino para hacer de Chile un país mejor. Pero está visto, ayudar a esos chilenos (clase media-media) no es muy popular, no suma votos… ¿O sí?

Vivian Arend