Feriantes se adaptan a los nuevos tiempos y ofrecen productos tradicionales listos para preparar
VENTA. Comerciantes que vienen de San Juan de La Costa traen cochayuyo, luche y lunfo limpios, porcionados en bolsas o envases cerrados. Compiten así con negocios más grandes y permiten elaborar platos menos consumidos por los hogares osorninos, debido al trabajo que implican.
Muchas preparaciones tradicionales del sur del país implican algo de tiempo para cocinar, recurso que usualmente escasea para quienes trabajan, por lo que comerciantes de la Feria Libre de Rahue adaptaron sus formatos de venta para facilitar la cocción de algas como el cochayuyo, el luche o el lunfo, además de algunos frutos silvestres y verduras.
Los atados de cochayuyo y el clásico formato de bloques de luche o también envuelto en hojas de nalca, deben competir con otras presentaciones más amigables, donde vienen picados y limpios, listos para cocinar. Diversos vendedores tienen estos formatos como los predilectos de las dueñas de casa, después de que lo recolectan, procesan y venden.
Precisamente es en la feria rahuina donde llegan directamente desde La Costa y mucha gente los compra por sus propiedades nutritivas, sabor y presentación. Tienen un precio casi igual al que no está procesado y muchos valoran el hecho de comprarlos a productores primarios.
La gente así los prefiere
Juana Reumay es una de las vendedoras de luche, cochayuyo verde y amarillo y lunfo de la Feria de Rahue. Viene desde Pucatrihue y ella misma prepara los productos en bolsas. Los limpia, deja al sol si es necesario y una vez que están listos los envasa.
"La gente los prefiere así, limpiecitos y cortados, porque ahora nadie quiere cocinar y menos estos productos", expresó.
Juana asegura que desde que se dedica a ello que los ofrece de esa manera y que así otras personas que se dedicaban a lo mismo se fueron dando cuenta que vendía más.
"Yo fui de Temuco y así vendía allá. Lo mismo hice cuando llegué a esta zona. Antes todos vendían en paquetes y ahora hay varios que ofrecen envasados. Pero en ese tiempo nadie tenía picado y se fueron dando cuenta que yo vendía más y que era más fácil venderlos y transportarlos, porque uno sale, se echa unas bolsitas y vende", dijo Juana, mientras vendía la última bolsa de luche limpio.
Años de experiencia
Isabel Punol es otra vendedora que llega desde La Costa hasta la Feria Libre de Rahue y señaló que desde hace 40 años vende luche, cochayuyo y lunfo en el lugar.
"Cuando tenía 10 años me empezaron a enviar con luche y cochayuyo para acá. Después me casé y sigo vendiendo aquí", relató.
La emprendedora viene todos los viernes y sábado desde Bahía Mansa, mientras que los otros días de la semana se dedica a recolectar. Con toda la experiencia que Isabel tiene en esta feria, ha visto que año a año salen nuevas formas de vender este tipo de productos.
"Primero nosotros vendíamos el cochayuyo hecho paquete, pero ahora los clientes lo prefieren comprar picado, porque es más rápido y cómodo. Lo mismo pasa con el luche y el lunfo, lo vendemos picado y la gente así se lo lleva", manifestó.
En cuanto a la diferencia de precios entre los productos enteros y los que vienen envasados y que requieren un proceso más largo para dejarlos listos para cocinar, aseguró que ella lo vende al mismo valor, a pesar del trabajo y tiempo que debe invertir en ello.
"Si me pusiera a sacar la mano de obra y todos los costos que hay, subiría mucho el precio. Hicimos un curso donde nos dijeron que hay que poner los precios de acuerdo a todo lo que hay que gastar, como por ejemplo el gas que hay que ocupar para cocer el lunfo, pero no lo hacemos para poder vender. El lunfo está más de tres años a mil pesos la bolsa", dijo la vendedora.
Pese a que por muchos años estos productos no eran bien mirados, porque estaba el mito de que tenían mal sabor, Isabel Punol indicó que todas estas algas no han bajado su demanda y por eso ha debido adecuar la forma en cómo se vende.
"La gente que viene a pasear se lleva estos productos a sus ciudades. Siempre se ha comprado y cada vez más, porque antes éramos pocos los que nos dedicábamos a esto y ahora hay muchos más, incluso hay revendedores", sostuvo.
De todo un poco
Gabriela Lefimán se ubica todos los viernes y sábados en la entrada de la feria y ofrece varios productos que envasa ella misma, tales como el lunfo, pero también tiene catutos, zarzaparrilla y arándanos en caja, porotos verdes y arvejas desgranadas, tomates cherrie y chicha de maqui.
Cuenta que lleva unos cinco años trabajando en la feria y a medida que ha pasado el tiempo también comprobó que vendiendo mercadería en bolsitas pequeñas y de una forma más elaborada, la clientela se interesa, debido a la facilidad que significa ello para cualquier tipo de preparación.
Es así que alimentos como el catuto se lo llevan de esta manera y con ello los afuerinos conocen preparaciones tradicionales de los huilliches.
"Tengo bolsitas de media docena de catutos, arvejas que limpio yo misma, la zarzaparrilla, de todo un poquito, porque así le gusta a le gente. Es más fácil de llevar y me di cuenta que se vende mejor. Por ejemplo, la clienta que pasó recién se llevó todo en bolsitas", expresó la vendedora.
Clientes felices
Ruth Escobar es clienta frecuente de la Feria Rahue y comentó que para ella es mucho mejor comprar cochayuyo para las ensaladas bien picado, ya que a veces le cuesta hacerlo debido a que padece artritis en sus manos.
"Una ya está media viejita y tiene artritis, por eso llevo casi todo picadito y es más barato que en los supermercados, además está todo fresco, como debe ser, no congelado. Ahora llevo cochayuyo para hacer una ensalada; lo remojo para que ablande y sería todo, muy fácil y luego se aliña", expresó.
Gloria Sanhueza es clienta desde hace 10 años de la feria y ahora compra muchos productos que vienen casi listos para preparar.
"Me encantan las arvejitas y estas bolsas donde vienen desgranadas son excelentes para llevárselas cuando uno va a pasar unos días a la playa. Lo mismo pasa con los choclos que vienen sin las hojas ni hilachas. Es muy bueno que en la feria nos faciliten así la vida, con productos más naturales y así compiten con los negocios grandes", señaló.
También en la feria compraba Aurelio Ibáñez, quien está de paseo por la zona y viene desde Concepción. Le pareció muy buena la feria, sobre todo por haberse reencontrado con el lunfo.
"Fue muy bueno venir porque encontré bolsitas con lunfo. Recuerdo que cuando era niño me lo daban en ensaladas, a muchos niños no les gustaba, pero yo era el bicho raro que sí lo comía. Me llevo cuatro bolsas para prepararlo en la casa de los amigos que estamos visitando. Es un placer de la costa", indicó.