Una vez más, desde que se iniciara este Gobierno, surge una ofensiva para aplazar la elección de gobernadores regionales prevista para octubre próximo.
Las excusas han sido muchas: faltan atribuciones, se necesitan más recursos, y ahora último, se esgrime que coincide con la elección de la convención constitucional.
Asimismo, los promotores han sido diversos: algún parlamentario, un partido o ahora, un alcalde; por lo general, de la Región Metropolitana y oficialistas y, sin lugar a dudas, todos ellos decididos defensores de la descentralización.
Pero la verdad es que ha sido el Gobierno el que, por acción u omisión, ha intentado boicotear esta elección.
Pruebas al canto: uno de sus primeros actos después de asumir fue retirar de la Contraloría los reglamentos que contempla la ley como pasos previos a la elección. Algunos de ellos todavía están pendientes de dictación.
En su primer mensaje anual del 1 de junio de 2018, donde enunció los principales hitos de lo que sería su Gobierno, no mencionó la primera elección en nuestra historia de autoridades regionales.
Tampoco lo hizo al año siguiente, pero sí anunció una mesa técnica para que, "con urgencia, proponga perfeccionamientos a la legislación (…) para avanzar a pie firme en el empoderamiento de los gobiernos regionales".
Dicho informe fue entregado al Presidente el 18 de octubre último y aún no se ingresa al Congreso el proyecto de ley corta que en él se propuso. Tal vez la fecha marcó la suerte de ese informe y se hundió en el abismo junto con el Gobierno.
El proyecto de ley sobre rentas regionales todavía no es presentado, pese a que ha sido anunciado en diversas oportunidades. Y en las leyes de presupuesto tramitadas hasta ahora, los fondos de inversión de los gobiernos regionales se han estancado o derechamente han disminuido.
Por eso, más allá del mensajero, parlamentario, presidente de partido o alcalde, estoy convencido de que es el interés del Gobierno postergar la elección de los gobernadores regionales.
En su primer gobierno, el Presidente Piñera prometió hacer una revolución descentralizadora, pero esa intención quedó sólo en las palabras. En esta materia, ya no le pedimos ni una revolución ni siquiera una reforma a este Gobierno, sólo que cumpla la ley.
Rabindranath Quinteros Senador