Como sabrá, en nuestro país está la escoba: daños a las estaciones del metro, patrimonio nacional, colegios, farmacias, supermercados, propiedad pública y privada en general, pérdidas de fuentes de trabajo y desempleo... ¡estamos hasta las masas!
A más de un mes de las "manifestaciones pacíficas" y debido a esta destrucción masiva, estamos gastando lo que nuestros nietos no han empezado a ganar.
¿Quiénes son? Unos dicen que es el lumpen, otros simples delincuentes aprovechados, algunos creen que son terroristas y en general hay una tendencia a pensar que son los desadaptados de siempre pagados por organismos internacionales en donde la droga y ciertos sectores políticos están seriamente involucrados, dicen. No es nada seguro, son rumores estimado señor Moya.
En fin, la intención de esta misiva es también para agradecerle su amor por Chile; por ayudarnos desde siempre a pagar los miles de millones de pesos en bonos, salud, educación, transporte y urbanismo, aún cuando todo sigue igual pascual. Respecto del tren al sur, le pido excusas, ya que no quedan ni las zarzas del camino, mucho menos tren y estaciones. En relación a las autopistas; las seguimos pagando nosotros, lo mismo el Transantiago que, lejos es el medio de transporte más caro que se ha concebido jamás. Ahora, en cuanto a sueldos de parlamentarios y autoridades, los chilenos al igual que usted hemos perdido miles de millones de pesos costeándoles la "vocación de servicio".
Más es pasado (excepto lo de los sueldos) y el presente señor, como ya le he contado, es otra cosa: desde el desmalezamiento en refinerías de petróleo en Con Con no se había visto tal gastadero de plata en el país.
Muy señor mío: aunque no he tenido el agrado de tratarlo personalmente, tanto he oído de usted: "Moya paga" "Sepa Moya" que es como si ya le conociera, por eso me atrevo a escribirle. Y no sólo para agradecer, sino para advertirle que debido a lo antes expuesto y que no sabemos cómo terminará este grotesco e inhumano despilfarro, esta vez usted corra, sálvese señor o corre el riesgo de que lo desplumen y lo dejen en la calle.
Esperando no tome a mal esta advertencia, se despide de usted, una admiradora.
Vivian Arend