Errores de los padres y las pataletas de los hijos
"Hay que probar de todo, hasta dar con la solución adecuada al problema que se enfrenta. De ahí se comienza a construir una relación de confianza". Dr. Franco Lotitoinvestigador y conferencista (PUC)
Uno de los grandes errores que cometen los padres -que resulta muy sensible y frustrante para los menores- es cuando el padre o la madre no le prestan la debida atención al menor que acude a ellos.
Por ejemplo: llega un niño corriendo feliz y contento a contarle algo a los padres que él considera muy importante: "¡Me saqué un 7!", "¡Me felicitaron en el colegio!", etcétera- y al padre o a la madre no se les ocurre nada mejor que responder: "¡Ahora no me molestes niño, que estoy ocupado!", "¡Ya, ya, después me lo cuentas, pero ahora no puedo!".
En lugar de eso, lo recomendable es darse una pausa, dejar a un lado lo que estaba haciendo, prestar atención a sus hijos y dejarlos hablar: esta conducta implica que está escuchando de forma más activa a sus hijos, lo que a su vez, conduce a que los niños se abran, confíen y se comuniquen más con sus padres. No desaproveche esas oportunidades, ya que después puede ser demasiado tarde.
Si sus hijos hacen muchas pataletas en la casa, imite -¡en la medida de lo posible!- la fórmula que utilizó una madre cansada y aburrida de las pataletas de sus hijos de cuatro y seis años, porque: era hora de irse a la cama, porque tenían que hacer las tareas del colegio, porque habían visto mucha televisión y había que apagar el aparato, etcétera. En el mismo momento en que uno de los pequeños comenzaba a hacer una de sus rabietas habituales, ella también se tiraba al suelo y comenzaba a hacer sus propias pataletas ante el niño.
También hacía pataletas cuando encontraba todo botado y desordenado en las habitaciones de sus hijos. ¿Resultado? Los niños, sorprendidos, paraban sus berrinches y se dedicaban a observar en silencio cómo la madre hacía pataletas frente a ellos.
Luego de unos momentos, la madre se levantaba y le contaba a sus hijos, que así como ellos la veían a ella, así también se veían ellos cuando hacían sus berrinches, explicando que nadie ganaba y tampoco nada bueno surgía de esa conducta. Los resultados que obtuvo esta madre fueron muy significativos, logrando mejorar la convivencia familiar de una manera notable.
Hay que probar de todo, hasta dar con la solución adecuada al problema que se enfrenta. De ahí se comienza a construir una relación de confianza.