La basura lanzada en las playas habla muy mal del comportamiento que tenemos frente al medio costero, ya que la mayoría de los residuos que se observan son envases de plástico, bolsas, botellas, latas de cerveza y colillas de cigarrillos.

Solo una bolsa plástica puede tardar más de 500 años en degradarse y una colilla de cigarrillo, hasta diez años, si no se dan las condiciones para su desintegración. Las latas de bebidas, unos diez años, y una botella de vidrio, de las mismas que quedan abandonadas en las playas tras un "carrete", tarda más de 4 mil años en degradarse.

La Universidad Católica del Norte desarrolla en forma periódica el proyecto "Científicos de la basura", con la participación de voluntarios, por lo que se obtuvieron datos de 32 playas correspondientes a trece regiones del país, incluyendo Rapa Nui. El cuarto muestreo nacional de basura se realizó en diciembre de 2020 y reveló que pese a las medidas que se han tomado en Chile, como la prohibición de la entrega de bolsas plásticas en el comercio en general, en la última década no se aprecian cambios en la cantidad de desechos que llegan a las playas.

El estudio indicó que se mantiene la tendencia de los muestreos efectuados a lo largo de años, y que Antofagasta sigue siendo la región con mayor abundancia de basura en sus playas, en especial plásticos, colillas y vidrios, que se pueden atribuir a fuentes locales, es decir, dejadas por los mismos visitantes. Además, los consumidores, no han cambiado las conductas para elegir productos que no sean de un solo uso, y no se ha dejado de tirar la basura directamente en el ambiente, pese a toda la información y campañas de educación que existen sobre esos temas.

Es vital que exista conciencia y compromiso para el cuidado de las playas. La tarea debe incluir la educación de los niños, para que comprendan la necesidad de proteger el medio ambiente, para el bien de ellos mismos y de las siguientes generaciones. Chile tiene más de 6 mil kilómetros de costa, que deben ser resguardadas.

Este verano en nuestro sur, y en específico la Macro Zona Sur, se ha transformado en un territorio amenazado por sendos incendios forestales que han provocado la pérdida de vidas humanas, de sus viviendas, y todo a su paso.

Van más de 40 mil hectáreas quemadas, y se proyecta una cantidad importante de áreas geográficas que seguirán viéndose afectadas, si sigue la naturaleza entregándonos condiciones que conjugan el inicio de incendios forestales, como lo es temperaturas sobre los 30 grados, humedad del ambiente bajo el 30% y vientos sobre los 30 km/hr.

Ante esto el Chile profundo se une, ante la adversidad, la desidia del fuego y su destrucción material como emocional. Se agradece enormemente a esos voluntarios de bomberos que ponen en riesgo sus vidas para salvar a los demás, a los brigadistas de Conaf y a todos aquellos que sin duda alguna se ponen en el lugar de su prójimo para lograr en cierta medida un espacio de solidaridad con sus compatriotas.

Ahora es el turno de las instituciones públicas y privadas que, en un trabajo liderado por el gobierno de turno, deben planificar recursos, administrar la crisis, poniendo todos los recursos económicos, logísticos, humanos como tecnológicos para disminuir todos los efectos que dejan las consecuencias de estos grandes incendios.

Desde los municipios con sus Didecos, los Gobiernos Regionales, y cada uno de los ministerios, deberán poner todos sus esfuerzos para coordinar acciones que permitan que los ciudadanos recuperen sus hogares.

Sin embargo, este Chile en llamas tiene otros focos en los cuales si no nos preocupamos ahora, podríamos caer en llamas, como lo es la estabilidad de nuestra economía, recuperar el empleo, contener la inflación, buscar salidas a la crisis de la salud que pone en el centro la forma de cómo se enfrenta un nuevo sistema de articulación pública y privada, la pronta regulación de la crisis migratoria de nuestro norte, de la reformas de tributarias y laborales.

¿Chile en llamas? Literalmente así es. Un llamado a la unidad, solidaridad, empatía, para poner a nuestro país en el centro, sin ideologías, lograremos apagar ese fuego que nos devora por dentro, un Chile unido, es el elemento que logrará apagar ese fuego destructivo y que nos enferma con odio a los chilenos en su conjunto.

Carlos Bustos, presidente de la Multigremial