Crítica transversal a la violencia
Lo ocurrido en la Cámara de Diputados es inaceptable. Coinciden en ello todos los sectores, porque socava las bases cívicas. Sin embargo, junto con la condena a lo sucedido, resulta paradojal ver polémicas cruzadas con una alta intensidad verbal, multiplicándose en las redes sociales.
La Comisión de Ética de la Cámara de Diputados, será la encargada de sancionar la agresión cometida por el diputado Gonzalo de la Carrera contra el vicepresidente de la corporación Alexis Sepúlveda. Sería la segunda vez, pues De La Carrera ya tiene una acusación previa en esa instancia por otro incidente: golpes al diputado Daniel Manouchehri y por la cual fue sancionado ayer con censura y una rebaja de 15% de su dieta parlamentaria.
El proceso por la agresión a Sepúlveda fue solicitado por Chile Vamos ayer y, horas antes, el diputado independiente ya había sido alejado de la bancada que integraba, la del Partido Republicano, como una señal de ese sector de reprobación a la violencia.
Los representantes de la zona sur en el Congreso, sin excepción, se sumaron a las críticas, coincidiendo en que las agresiones son inaceptables como fórmula de resolución de conflicto, tanto en la vida ciudadana, como en los espacios de discusión política.
La condena a lo sucedido es algo positivo. Habla de un país que todavía es capaz de asombrarse y estremecerse ante hechos que socavan la convivencia cívica. Sin embargo, junto con ello, resulta paradojal ver polémicas cruzadas con una alta intensidad verbal, multiplicándose en las redes sociales, vinculando lo ocurrido con argumentos para votar Apruebo o Rechazo. Unos relacionan las actitudes de las personas con sus opciones; otros critican el oportunismo. Todos usan adjetivos con carga negativa. Un discurso y una acción divergentes.
Es cierto que la dinámica de la comunicación virtual es así. Pero cuando se trata de representantes de la ciudadanía se esperaría argumentos más que insultos. Al respecto es interesante observar lo señalado por el diputado de La Araucanía Stephan Schubert, quien recordó una iniciativa que propusieron hace meses para moderar las intervenciones en la Cámara y fuera de ella, promoviendo respeto.
Más allá de la forma, sin embargo, es preciso preguntarse por el fondo. Y ahí hace falta una reflexión mayor. "Lo que pasa en la sala (Congreso) no es diferente de lo que sucede en el país", dijo Schubert.