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Productores
El productor lechero del sector Calo Volcán, en la comuna de Puerto Octay, Alberto Gebauer, comentó que este año la producción de forraje fue bastante buena, incluso mucho mejor que la anterior, por lo que cuenta con lo suficiente para terminar bien este periodo invernal.
El agricultor agregó que en su caso, el forraje con que está alimentado a sus animales en invierno es en base a coles, mientras que en época estival usa raps forrajero.
Sin embargo, indicó que pese a contar con abastecimiento de forraje o de praderas, igualmente está suministrando alimento concentrado, independiente de la época del año en que se encuentre.
Desde el sector de Popoén, en la comuna de Río Negro, el productor lechero Gerardo Geisse explicó que está usando todas las alternativas para alimentar al ganado: desde forraje propio a bolos comprados y también concentrados.
"Lo que va del invierno ha sido, por lo visto, más frío de lo normal. Eso ha hecho que las praderas produzcan poco. He estado comprando forraje, también concentrados", aseveró.
En efecto, las praderas de esa zona, ubicada en el secano costero, tuvieron una menor producción en relación a las de otras zonas de la provincia de Osorno.
Geisse destacó que los concentrados son fundamentales para los primeros días después del parto otoñal de las vacas, por lo que es imposible dejar de comprarlos, pese a su precio de al menos 400 pesos por kilo (en algunos casos sobrepasa ese valor) algo muy distinto a lo que se veía hace unos dos o tres años atrás, previo a la pandemia, cuando costaba alrededor de 200 pesos el kilo.
Visión experta
El académico del Instituto de Producción Animal de la Universidad Austral de Chile (Uach), Iván Calvache, explicó que tanto la producción como la tasa de crecimiento en las praderas de la zona sur del país, en lo que va de este año, muestran un comportamiento normal en relación al comportamiento histórico de los últimos 5 años.
"Posiblemente se puede destacar algunos comportamientos atípicos, como es una menor tasa de crecimiento observada a fines de otoño, probablemente a causa de una menor temperatura del suelo, en virtud de lo históricamente registrado en la zona sur", detalló.
El experto destacó que este año las condiciones climáticas han sido algo distintas al promedio de los últimos 5 años, registrándose mayores precipitaciones durante enero, lo que fue muy beneficioso para el crecimiento de las praderas, aunque con temperaturas muy bajas en otoño, lo que frenó el crecimiento de estas.
Por otra parte, el académico se refirió a la incorporación de nuevas especies forrajeras, más resistentes al cambio climático, es decir, con mayor tolerancia a la escasez hídrica, donde señaló que en nuestra zona han presentado muy buenos rendimientos bajo condiciones de sequía, con resultados promisorios.
En cuanto a la alimentación que se usa para el ganado vacuno, el experto indicó que las praderas poseen características nutricionales muy distintas en comparación al concentrado, ya que los bovinos que pastorean poseen un valor biológico más alto, otorgando beneficios a la salud humana.
"Un ejemplo es la concentración de ácidos grasos. En su mayoría, la carne de vacuno en base a praderas tiene mejor concentración de estos, lo cual se traduce en mejores características asociadas a la salud humana", concluyó.
2021 el maíz aplastado para vaca, por kilo, tenía un valor de 330 pesos en diciembre de ese año, mientras que en la actualidad ese mismo producto cuesta 410 pesos el kilo.
3 veces más caros están los alimentos concentrados en la actualidad, los que son fundamentales para la producción agropecuaria en tiempos en que las praderas y el forraje escasean.
245 pesos costaba el kilo de concentrado para vaca lechera a fines del año pasado, mientras que ahora la misma cantidad de ese producto cuesta 320 pesos.