La ciudadanía sabe que en la zona caen abundantes lluvias durante la temporada de otoño e invierno, porque así ha ocurrido siempre. Las ciudades deben convivir con el nivel de las precipitaciones, sus ríos, esteros y canales, y eso implica mantener expeditos los cauces y colectores. Por ello, son importantes los operativos de invierno y la eliminación de riesgos potenciales que deben hacer los municipios y los distintos servicios públicos. Pero éstos deben realizarse previo a la temporada de lluvias y luego hacer las mantenciones necesarias. En esta tarea, también los vecinos deben hacer la limpieza de canaletas y desagües en sus entornos, para evitar que cada año haya que lamentar que la lluvia y el viento generen problemas que eran predecibles.

Hay sectores que en forma recurrente se inundan en las ciudades del sur del país. Por eso es importante que con la debida anticipación se preparen las cuadrillas y el equipamiento para trabajar en diferentes puntos, con camiones y maquinaria, para despejar canales y laderas de cerros.

Respecto de los sectores céntricos de las ciudades, hay que tomar en cuenta que a medida que avanza el otoño las hojas que caen de los árboles tapan los colectores de aguas y se generan inundaciones. Las urbes deben aprender a convivir con sus ríos, manteniendo limpios y expeditos los cauces, para que el agua fluya sin mayores problemas durante los períodos de lluvias abundantes. Es una tarea que debe realizarse cada año, antes de la llegada del invierno, sin necesidad de esperar que se produzcan catástrofes para reaccionar. Cada año es necesario que se realicen obras de mitigación según necesidades de cada comuna, para evitar los desbordes de esteros. En algunos sectores, con cada aguacero los vecinos tienen que poner sacos de arena en las puertas.

Junto con la labor que le corresponde a los servicios públicos en la limpieza de ríos, canales, rejillas de aguas lluvias, es necesario también que la ciudadanía entienda que en cada hogar deben realizar una "operación invierno", para limpiar sus canaletas y desagües, para evitar las consecuencias y transformarse en damnificados.

Las instituciones de Educación Superior deben impactar en el desarrollo del territorio, lo que se puede graficar en acciones concretas, desde la formación de profesionales, la investigación pertinente al territorio, la articulación de redes con instituciones y empresas, y la promoción de actividades culturales. El posicionamiento regional de una institución de educación superior está ligada significativamente a la contribución al desarrollo regional y al aporte que realice al territorio donde se desenvuelve.

De ahí que, propuestas y acciones específicas de cómo abordar un trabajo colaborativo entre el sector público, sector privado y universidad resulta primordial para lograr una región con más y mejor desarrollo, y por ello, se requieren de planteamientos y consensos específicos que articulen una política sectorial desde una mirada amplia y articulada con los demás actores de la industria, servicios públicos, organizaciones de trabajadores y universidades y centros de investigación. En este punto, resulta indispensable en nuestra región proyectar el desarrollo de la industria en áreas relevantes como: salmonicultura, turismo, miticultura, sector pecuario, silvicultura, agricultura, construcción y sector marítimo naviero.

El desafío es relevante al incorporar la sostenibilidad e inclusión en el desarrollo de políticas públicas y en las actividades de la industria, sobre todo, cuando estamos tensionados por temas medioambientales que requieren una mirada distinta de cómo seguir avanzando por la presión que significa en el uso de los recursos naturales y el efecto del cambio climático que implican un riesgo para el desarrollo de la humanidad, y que podemos observar cuando hablamos de sequía, contaminación de las aguas, contaminación del aire o el aumento de las temperaturas, que afectan de manera transversal a la población y la industria.

Un modelo de desarrollo sostenible es posible si avanzamos juntos en políticas integrales, inclusivas y descentralizadas con un enfoque territorial, que sume las capacidades existentes en la región para concurrir a una alianza que se transforme en un pacto para el desarrollo regional, que reconozca las brechas existentes de capital humano y de investigación, desarrollo e innovación que requiere cada sector productivo.

Óscar Garrido, rector Universidad de Los Lagos