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Tras acuerdo con la CUT y entre críticas de las pymes, Boric da por cerrada 'instalación' del Gobierno

GOBIERNO. Mandatario lideró consejo de gabinete ampliado con líderes de partidos oficialistas y pidió a sus ministros "sentido de urgencia".
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Redacción

Luego de sostener un "consejo de gabinete ampliado", al que asistieron ministros y representantes de las dos coaliciones que lo respaldan, el Presidente Gabriel Boric habló del final del "período de instalación" de su Gobierno a un mes y medio de asumir el poder y pocas horas después de haber alcanzado un acuerdo con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) para el aumento del salario mínimo, lo que generó elogios, pero también críticas.

Desde La Moneda, el mandatario, rodeado de todos sus ministros, aseguró que "hemos tenido una provechosa jornada de discusión sobre el rumbo del Gobierno y hemos concordado, es muy claro, que se acabó el periodo de instalación".

"El mandato a nuestros ministros y ministras es a tomar un sentido de urgencia y que la ciudadanía note las prioridades que cada uno tiene en sus carteras", indicó Boric.

Costo de la vida

El Presidente enfatizó que "hemos conversado el detalle de cómo el programa 'Chile Apoya' va a crecer y en el que destacamos la importancia que le damos como Gobierno a enfrentar el alza del costo de la vida de la ciudadanía".

"Creemos que el acuerdo al que llegó la ministra (Jeannette) Jara y el ministro (Mario) Marcel con la CUT apunta en la dirección correcta. Mostramos preocupación con medidas concretas para paliar el alza del costo de la vida, reajuste histórico al sueldo mínimo, a través de un acuerdo con el movimiento social", sentenció.

El acuerdo alcanzado, que además de aumentar el sueldo a 400 mil pesos desde agosto incluye medidas para cuidar el presupuesto familiar ante la inflación y promoción de mejoras en las condiciones de los trabajadores, generó críticas en la oposición, pero también dentro de la Democracia Cristiana, en especial por el papel de las pymes en las conversaciones.

El presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), Marcos Rivas, lamentó no haber sido invitado a las reuniones y señaló que "no hay mejor subsidio para las pymes y emprendedores que aumentar sus ventas. La verdad es que en un escenario de no crecimiento nos preocupa muchísimo que se aumente el salario mínimo con un subsidio parcial que está prometido solo hasta diciembre".

Héctor Sandoval, vicepresidente de Conapyme, dijo que el Gobierno "no dice (en el acuerdo) qué tipo de compensación transitoria (habrá), por cuánto tiempo va a ser y tampoco cómo se va a ejecutar. Las pymes no están conformes con este anuncio y quisieran mayor claridad".

Bonificación a la canasta básica llegará a tres millones de personas

La bonificación compensatoria para enfrentar las alzas de precio de los productos de la canasta básica beneficiaría a unas tres millones de personas de 865 mil hogares y será calculada todos los meses. El primer mes la bonificación será de $6.410 por carga familiar y se entregará por Asignación Familiar o Subsidio Único Familiar (un hogar de cuatro personas recibirá bonificación por reajuste de $25.640). El primer pago incluirá de forma excepcional un mes adicional por trabajador con carga.

Marcel: aumento a 400 mil de salario mínimo "no es demasiado radical" para empleadores

ECONOMÍA. Ministro abordó acuerdo y explicó por qué se descartaron otras medidas.
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El ministro de Hacienda, Mario Marcel, analizó la propuesta anunciadas el lunes en la noche por el Gobierno para aumentar el salario mínimo a 400 mil pesos a partir de agosto y a 380 mil desde mayo.

En Radio Duna, Marcel contó que "hubo un acuerdo muy amplio, muy positivo, en tres dimensiones: el reajuste del ingreso mínimo, la protección frente a la inflación y también trabajo decente, que son temas de más largo plazo".

"Tiene lugar en momentos en que tenemos una inflación mucho más alta de lo habitual. El hecho de que la segunda etapa está fijada en agosto y no en diciembre, tiene que ver con asegurarse de que este incremento del salario mínimo sea un aumento real, es decir, que supere la inflación", agregó.

Marcel explicó además que "para el caso en que la inflación pudiera terminar el año por sobre el 7%, entonces se acordó también, si es que ello ocurre, que hay un aumento adicional de ingreso mínimo desde enero hasta $410 mil".

Sobre el impacto que puede generar la medida en los empleadores, el ministro dijo que el avance "no es un cambio demasiado radical" para ellos, "pero sí, por supuesto, es importante para los trabajadores".

Sobre otras medidas, como fijar precios, lo descartó asegurando que "desde el punto de vista económico, fijar precios y poder ubicarlos por debajo de los valores del mercado tiende a generar mercado negro, fenómenos de acaparamiento".

"Esto, la verdad, se ha visto en muchos países, en Argentina, por ejemplo, ha habido intentos por resolver de esta manera el tema de la inflación con muy malos resultados", indicó.

Por último, sostuvo que "el proyecto ingresaría (al Congreso) el viernes de esta semana para que comience a discutirse la próxima. Debería ser bastante más fácil de poder discutir".

Carlos Peña

No neutral; pero ¿respecto de qué?

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El presidente Boric ha sostenido que ni él ni el gobierno que preside son neutrales en la cuestión constitucional. Ha comunicado así -sin mayores precisiones- su apoyo al trabajo que la Convención comunicará a la ciudadanía y que se someterá a plebiscito.

La decisión presidencial no parece sorprendente; aunque su sentido o significado no es del todo claro.

Veamos.

El presidente es uno de quienes promovió el acuerdo constitucional y es natural entonces que espere que el trabajo de la Convención tenga éxito. Desde ese punto de vista el presidente no debe ser neutral, como nadie debe serlo: todos debemos abrigar esperanzas en el resultado de la Convención.

El problema surge, sin embargo, a la hora de saber qué ha de entenderse precisamente por éxito de la Convención. Como es obvio, sería absurdo sostener que cualquier texto con cualquier contenido equivale a un éxito. Por éxito de la Convención no puede entenderse el simple hecho de entregar un texto -cualquiera sea su contenido- a la ciudadanía. En ese caso el éxito estaría garantizado -porque texto habrá de todas maneras- pero esa forma de apreciar el éxito sería simplemente estúpida. Si el texto que la Convención confecciona fuera, por hipótesis, descabellado, o tonto, o absurdo o fantasioso, decir que por el hecho que se logró terminarlo se trata de un éxito y que hay que apoyarlo, es un perfecto sinsentido.

Así entonces habrá que descartar que cuando el presidente dice que es no neutral, se está refiriendo a su simple anhelo de que la Convención concluya su trabajo. Algo así sería subestimar el talento presidencial.

Tiene que haber otra mejor interpretación de sus palabras.

Lo que el presidente debe querer decir cuando afirma que no es neutral frente a la Convención, es que el confía que esta última compondrá un texto a la altura de los desafíos que la sociedad chilena y el país experimenta; pero en tal caso el deber presidencial es explicitar qué texto sería ese, qué principios habrá de respetar o formular, qué contenido mínimo debería, a su juicio, poseer, principios que si el texto respeta, formula o posee, permitiría decir que el trabajo de la Convención fue un éxito.

Esa es la única forma de dar sentido a la declaración del presidente: él no es neutral y apoya el trabajo de la Convención porque abriga la confianza que el texto que se someterá a la ciudadanía será un buen texto, un texto que reflejará las ideas y principios que él, el presidente, juzga mejor.

Pero en ese caso ¿no será mejor esperar a saber qué texto es el que finalmente se someterá a consideración de la ciudadanía antes de manifestarle un apoyo irrestricto? ¿cómo se podría ser no neutral, o tomar partido, ante un texto aún no acabado? Solo la fe puede ser ciega; pero ¿ceguera en política?

Y lo que vale para el presidente, vale también para quienes se apresuran a rechazar el texto sin conocer todavía la totalidad de su contenido. Sin perjuicio de asistir al debate que se está llevando adelante y sin perjuicio de discutir los contenidos conforme se vayan conociendo, lo correcto y lo racional es esperar que el texto esté concluido antes de decir si se lo aprueba o se lo rechaza.

Ningún texto, es obvio, reflejará la totalidad de las propias preferencias: satisfará algunas, sacrificará otras y será indiferente en muchos aspectos, de manera que un balance y una ponderación respecto de la totalidad es racionalmente imprescindible.

Por eso cualquier decisión formulada antes que el texto esté concluido (sea el entusiasmo no neutral del presidente por aprobarlo, o el entusiasmo opuesto por rechazarlo) no está a la altura del desafío que exige de los ciudadanos un discernimiento frente al texto en vez de una confianza ciega o una desconfianza igualmente ciega en lo que los convencionales o convencionistas (esta última forma es la correcta, dicho sea de paso) serán capaces de escribir.