Hace poco se cumplieron cinco años desde la entrada en vigencia del Acuerdo de París, en el que los países se comprometieron a impulsar medidas para reducir el cambio climático y efecto invernadero. Este acuerdo fue adoptado como parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que estableció medidas que adoptarían los países para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La concentración en la atmósfera de los principales gases de efecto invernadero marcó un récord durante 2018. En el caso del CO2, el principal de estos gases responsables del calentamiento global, habría que retroceder al menos tres millones de años para encontrar una concentración tan grande en la atmósfera, cuando ni siquiera existían los seres humanos.

La acción del hombre resulta muy negativa para toda vida. Quizás como nunca el planeta está sometido a cambios que tienen un origen antropogénico; vale decir, causados por la humanidad y no por situaciones naturales. Ya está bastante socializado que el daño causado a la Tierra es mayúsculo. El aumento de las temperaturas es un efecto de ello, pero también una causa para otros sucesivos golpes: cambios en el mar, probable desaparición o mutación de numerosas especies, modificaciones de la geografía, aspectos que ya han sido detallados en numerosa bibliografía científica.

Chile es un país pequeño e influye poco en esta realidad, pero está haciendo lo suyo, en especial en el sector energético, donde en un plan por etapas se están cerrando las plantas generadoras termoeléctricas a carbón, junto con desarrollar energías renovables no convencionales, especialmente las solares. Hay un compromiso de electrificación del transporte público antes de 2040 y la reforestación y protección de los bosques para alcanzar la carbono neutralidad antes de 2050.

Más allá de los grandes tópicos medioambientales, existen aquellos más domésticos, pero no por ello menos importantes, confinados a las comunidades, en las que la conciencia ecológica es escasa o tal vez no existe. Hay que tomar conciencia del problema y asumir compromisos individuales y colectivos que garanticen la vida de las personas y del planeta.

Con el inicio del proceso constituyente se abrieron espacios para que la ciudadanía pueda manifestarse sobre temáticas que los involucran y así permitir que la nueva Constitución recoja el parecer de la mayoría de los habitantes de nuestro país. En este ejercicio nada sencillo, muchos grupos de interés se han organizado y solicitado ser escuchados, a través de la participación individual, colectiva o siendo parte de las más de 8.000 iniciativas populares que buscan ser incorporadas a la Nueva Constitución y más de 1.200 participantes en las audiencias.

Atender esta demanda es un desafío importante, pero plasmar todo en un texto será una tarea mucho más difícil.

Con el mismo entusiasmo que muchas organizaciones de la sociedad civil, los gremios agrícolas trabajaron una importante cantidad de propuestas para ser presentadas a los constituyentes: Algunas de ellas de simple explicación y otras que, por su origen técnico, requieren un mayor tiempo para ser abordadas. De esta manera, a través de la Sociedad Nacional de Agricultura, las agrupaciones de agricultores de todo el país inscribieron a más de 187 participantes, sin embargo, sólo 9 tendrán la oportunidad de exponer en los 15 minutos que se les asignan importantes temas para la sustentabilidad de la actividad agropecuaria. Sin duda, 9 representantes para abordar las problemáticas de un sector agrícola con miles de realidades distintas y que representa el 11% de la economía es al menos escaso.

En este escenario, es difícil pensar en una constitución para todos, ya que la misma situación que afectó a los representantes del agro, seguramente ocurrirá con otras actividades, lo que limitará la posibilidad de exponer y argumentar con el tiempo suficiente las necesidades de cada sector. ¿Cabe hacerse la pregunta sobre cuál es la metodología que usa la Convención para elegir a los ciudadanos que participarán en las distintas audiencias?. Y de todos los planteamientos que se hacen, ¿de qué forma se eligen aquellos que van a quedar plasmados en la nueva constitución?.

Pretender recoger con detalle cada una de las miles de ideas, propuestas de normas o planteamientos hechos por la ciudadanía, parece ser un desafío complejo. Una buena constitución debe ser simple, donde los derechos y deberes de los ciudadanos, así como también los límites del Estado queden establecidos.

Christian Arntz Mac Evoy, director ejecutivo de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago)