Conciencia ecológica
El aumento de la población se traduce en incremento de la basura en las calles, cuando no se acompaña del cuidado del ambiente. Todo hace parecer que hoy la conciencia ecológica crece. Así también se desprende de los movimientos sociales que han puesto de relieve estas discusiones.
Las escenas de los microbasurales en diversos sectores de la región y en las rutas de salida de las ciudades se repiten en todas partes. También las de sitios que no están debidamente cercados y que de a poco comienzan a transformarse en botaderos de desechos.
El aumento de la población se traduce en incremento de la basura en las calles, cuando no se acompaña del cuidado del ambiente, pero no tendría que ser así si cada uno hace lo que corresponde. Es frecuente que muchas personas asignen a los demás la responsabilidad de mantener limpio el ambiente y sus ciudades, pero no entienden que es una tarea que parte por cada uno.
Con frecuencia los municipios de la zona difunden sus planes destinados a eliminar desperdicios y escombros, mediante recolecciones programadas, para evitar que éstos sean dejados en microbasurales que nacen en sitios abandonados o a orillas de las carreteras. En ellos, es posible apreciar restos de muebles, colchones,etcétera.
El debate medioambiental y el cuidado de la Tierra tienen, en general, pocos años. Sin embargo, existe conciencia de que hoy es de la mayor importancia, si consideramos cómo las sociedades han deteriorado el entorno, sin considerar que nuestra existencia forma parte de un todo mucho más complejo. Nuestro planeta está sometido a cambios y desafíos de magnitud, causados por el hombre.
Todo hace parecer que hoy la conciencia ecológica crece. Así también se desprende de los movimientos sociales que han puesto de relieve estas discusiones. Sin embargo, más allá de los grandes temas medioambientales, existen aquellos casos particulares o menores, pero no menos importantes, confinados a las comunidades, en las que la conciencia ecológica es escasa o no existe. Están desde las personas que lanzan basuras a los ríos, a las lagunas o al mar, o incluso quienes tiran a diario sus desperdicios en las calles o en las playas. Al menos, hay que partir evitando la formación de los microbasurales en nuestros propios barrios y en las afueras de las ciudades.