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Salud emocional en

"El desafío continúa en poder identificar a tiempo y dar soporte a las trabajadoras y trabajadores que puedan estar eventualmente en riesgo de padecer afecciones de salud mental"
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La pandemia ha impuesto una serie de desafíos para las empresas, sus trabajadores y trabajadoras. Destacando la gestión en el ámbito de salud mental en el trabajo, ya que a nivel emocional todo lo relacionado con el Coronavirus se ha experimentado como un escenario incierto, cuya fecha de término aún no es clara, y que en muchas personas provoca una especie de "desesperanza aprendida".

Por lo mismo, es importante generar estrategias que fomenten la promoción de bienestar, apoyo social, sentido de pertenencia, trabajo en equipo, dado que son uno de los principales desafíos a seguir gestionando, sobre todo frente a los cambios en el mundo laboral con la introducción de los modelos híbridos de trabajo. El desafío, continúa en poder identificar a tiempo y dar soporte a las trabajadoras y trabajadores que puedan estar eventualmente en riesgo de padecer afecciones de salud mental.

Para saber más información sobre cómo estimular a los equipos de trabajos, fomentar un sentido de pertenencia, y qué estrategias de afrontamiento se pueden entregar a los colaboradores, los invitamos a participar en el webinar "Cómo controlar el miedo y la angustia en tiempos de pandemia", el jueves 19 de agosto a las 09:00 horas.

El objetivo de la actividad, será entregar recomendaciones sobre la gestión de la salud mental, desde una mirada organizacional, instaurando conceptos de impacto psicológico (a nivel individual y organizacional), bienestar en la organización, y estrategias para afrontar este tiempo de pandemia. Todo esto, con base en el enfoque de Factores Humanos y Organizacionales, y desde la lógica del concepto del cuidado mutuo en los equipos de trabajo, buscando hacer de la seguridad y salud en el trabajo, un espacio de co-responsabilidad.


tiempos de pandemia

Talibanes toman la mitad de las 34 provincias afganas y extranjeros abandonan Kabul

GUERRA. Mientras los rebeldes avanzan, la ONU denunció crisis humanitaria y abusos contra mujeres y niñas.
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Agencias

En apenas una semana, los talibanes se hicieron con el control de la mitad de las 34 capitales de provincia afganas, cinco de ellas desde el jueves por la noche, en una imparable ofensiva cuyo único objetivo es, según el Gobierno afgano, lograr la caída de Kabul.

Estados Unidos, sin embargo, anunció que los 3.000 soldados que enviará a esa ciudad llegarán antes de este domingo y ayer dijo que no estaba en peligro "inminente" de ser capturada. A pesar de esta declaración, una decena de países ha optado por iniciar la retirada de su personal diplomático y ciudadanos (ver recuadro).

La caída de KANDAHAR

Pul-e-Alam y Tirinkot fueron las últimas en unirse al botín de 17 capitales que pasaron a manos de los insurgentes, después de que cayeran Firozkoh y las estratégicas Lashkargah y Kandahar, la segunda ciudad más grande del país.

En los últimos días, tres de las ciudades más relevantes pasaron a manos de los rebeldes, la última -a primera hora de ayer- la meridional Kandahar, capital de la provincia homónima, tras varias semanas tratando de resistir a la ofensiva talibán.

Kandahar es considerada como la capital histórica del país, ya que sirvió durante siglos como centro del poder en Afganistán. También se trata del lugar del nacimiento del movimiento talibán y fue la base del máximo líder insurgente, el mulá Omar, durante su régimen, entre 1996 y 2001.

Fue además un importante enclave de operaciones de Estados Unidos hasta que en mayo pasado las tropas internacionales entregasen el mando a las autoridades afganas, como parte de la fase final de su retirada.

A la caída de Kandahar se sumó Lashkargah, capital regional del principal bastión insurgente: Helmand, que en los últimos días había concentrado los combates más intensos tras el asedio de la ciudad que obligó a miles de familias de la zona a abandonar sus hogares.

La captura de dos de las ciudades más importantes de Afganistán se produjo tan solo un día después de que los insurgentes conquistasen Herat, la tercera mayor ciudad, considerada uno de los principales centros comerciales y ejes del Estado, al compartir frontera con Irán y Turkmenistán.

Los combates se mantienen en siete provincias, donde en las últimas horas al menos 202 talibanes murieron y otros 89 resultaron heridos, según el Ministerio de Defensa afgano.

Paz lejana

El avance insurgente llevó al gobierno afgano a plantear en Doha la posibilidad de compartir el poder. Si bien los talibanes rechazaron la idea, remarcaron su disposición para llegar a una salida pacífica y establecer un estado islámico libre de corrupción.

"Los talibanes no quieren la paz y tienen la intención de capturar Kabul", aseguró el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Hashmatullah Natiq, para quien los rebeldes solo buscan "rendición".

Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió a los talibanes a detener su ofensiva y negociar con el gobierno afgano, pues acceder al poder por la fuerza solo implicará más guerra o el aislamiento internacional. "El mensaje de la comunidad internacional a quienes están en pie de guerra debe ser claro", enfatizó.

Coincidió en la postura el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. "Seguimos comprometidos con una solución política", afirmó.

Mientras tanto, China y Rusia culminaron ayer maniobras militares conjuntas para enviar una señal de fuerza. La meta de Beijing es blindar la zona para evitar un resurgimiento del extremismo uigur.

Catástrofe humanitaria

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) advirtió que la cantidad de víctimas civiles podría ser este año "el mayor del que se tenga registro", considerando que los desplazados en lo que va de 2021 superan los 400.000.

La portavoz Shabia Mantoo detalló que desde el inicio de los ataques las personas que dejaron su hogar son al menos unos 250.000 (80% mujeres y niños).

Además, Guterres mostró su preocupación los abusos talibanes contra "mujeres y periodistas" que ha leído en informes "horripilantes. Es particularmente espantoso y desgarrador ver cómo se les arrebatan los derechos que tanto les ha costado lograr a las niñas y mujeres afganas", señaló.