Varias comunas del país ya viven sus primeros días en fase 3 o de Preparación del plan Paso a Paso. Se trata de una medida esperada por muchos y justificada en las cifras que muestran un significativo descenso de los casos activos de covid-19 a nivel local, así como una menor circulación viral, que se refleja en la menor cifra de positividad a los exámenes para detectar el coronavirus.

El avance significa un alivio inicial para cientos de pequeños empresarios de rubros como el comercio y la gastronomía, que han sido unos de los principales afectados por los extensos confinamientos adoptados como estrategia para hacer frente a la propagación de la enfermedad.

De ello se desprende la satisfacción con que representantes de estas áreas han tomado tanto la desescalada como los anuncios de nuevas disposiciones en torno a aspectos como el aforo y permisos de funcionamiento en las distintas etapas del Plan.

También implica un importante "respiro" y alivio para los habitantes de la zona, que tendrán mayores libertades para poder desplazarse.

Así, por ejemplo, se definió que para las determinaciones de avances y retrocesos, se redefinirán las unidades territoriales y se tendrán en cuenta divisiones provinciales o de amplias agrupaciones de comunas, de acuerdo a las características regionales y su movilidad.

Adicionalmente, para el caso de la definición de un horario menos extendido del toque de queda, esta medida tendrá una aplicación distinta entre regiones, en virtud de dos indicadores centrales: que la región tenga al menos el 80% de su población adulta vacunada con el esquema completo y que la tasa de contagios activos sea menor a 150 por cada 100 mil habitantes.

Evidentemente, tal como lo reiteran autoridades y expertos, todo este proceso no puede significar en lo más mínimo dejar de cumplir con las medidas sanitarias ya conocidas, como el adecuado uso de mascarillas certificadas, el lavado de manos y la distancia física que corresponda, con el fin de reducir el riesgo de contagios.

Con el inicio de funciones de los nuevos(as) gobernadores(as) regionales, esta semana se ha iniciado -no exenta de dificultades- una nueva y esperanzadora etapa que se apoya en la razonable expectativa de que las autoridades recientemente electas sabrán canalizar, con un mayor nivel de legitimidad social, las energías movilizadoras del territorio y, a la vez, la voz de sus ciudadanos(as).

Este nuevo momento de nuestra historia requerirá un gobierno regional que cuente con liderazgos sólidos, ideas movilizadoras, voluntad de mirar "largo y lejos", capacidad de concertar a múltiples actores a partir de desafíos comunes, y sabiduría para relevar lo propio de una región -su historia, carácter, vocación e identidad- sin promover la fragmentación y la pérdida de una idea esencial de solidaridad nacional.

También se requerirá la instalación gradual de un tipo de Estado que se reconozca en una tradición histórica de servicio a favor de la integración y la inclusión social, pero que igualmente tenga la capacidad de "cambiar" para entender y enfrentar las transformaciones que Chile y la Región han vivido en los últimos años. Hablamos de un tipo de Estado capaz de responder con iniciativas adecuadas a una sociedad más diversa, compleja y activa en su demanda por nuevos derechos.

Requerimos avanzar hacia un Estado con procedimientos de relación más respetuosos y comprensivos de la sociedad a la cual sirve, pero, a la vez, un Estado portador de nuevas formas de articulación interna que superen las dinámicas sectoriales de ministerios, servicios y municipios, promoviendo la colaboración, la intersectorialidad y la innovación social en su quehacer permanente.

La Universidad de Los Lagos ha querido adelantarse a este desafío, fortaleciendo integralmente su acción en materia de gobierno y políticas públicas, precisamente con la finalidad de brindar nuevas herramientas de operación a los y las profesionales que, en todos los niveles del territorio regional, tienen la responsabilidad de crear una sinergia pública -de la cual nuestra universidad es parte- para garantizar condiciones de desarrollo sostenible y también de buen vivir.

Marcel Thezá, investigador Ceder Universidad de Los Lagos