El sostenido avance de las comunas de la región a fases menos restrictivas gracias al descenso de nuevos contagios de covid, más el inicio del plan Paso a Paso 2.0, que otorga mayores libertades de desplazamiento a quienes hayan completado su esquema de vacunación, y el comienzo del período de vacaciones de invierno, en un fin de semana largo, configuran la oportunidad perfecta para que las personas puedan salir de sus zonas de residencia y realizar actividades hasta hace poco prohibidas por las medidas sanitarias implementadas para frenar el avance de la pandemia.

Lo anterior se verá reflejado en un notorio aumento en el número de vehículos circulando por las rutas regionales, lo que obliga a tomar mayores resguardos, en orden a evitar la ocurrencia de accidentes de tránsito. De hecho, en las últimas jornadas ha habido una seguidilla de colisiones, varias de ellas con víctimas fatales, motivadas por maniobras arriesgadas o prohibidas realizadas por los conductores, o bien por la poca precaución de quienes guían vehículos motorizados en horas donde las condiciones climáticas complican la conducción.

De ahí que sea necesario hacer un llamado a la prudencia, en el entendido que las mayores libertades a las que pueden optar quienes han completado su esquema de vacunación y tomarán vacaciones en este período, si bien serán un verdadero alivio a la ya delicada salud mental de la población regional, que ha tenido que lidiar 16 meses con una pandemia que ha alterado por completo la forma en que se desarrollaba la vida, además de impulsar la reactivación del alicaído rubro turístico, también obliga a extremar los cuidados.

En esto las responsabilidades individuales cobran un rol principal, toda vez que quienes asumen la conducción de un vehículo deben hacerlo atendiendo a la normativa vial y evitando maniobras arriesgadas. Ello, además de seguir manteniendo las medidas preventivas tendientes a evitar los contagios.

De la prudencia y responsabilidad que se asuma en este período de vacaciones de invierno depende que la región continúe avanzando a etapas de mayores libertades y, a la vez, no tener que lamentar un accidente tránsito de insospechadas consecuencias.

En el año 2050, la población mundial será de 9 mil millones de personas, lo que ciertamente constituye un enorme desafío para la industria alimentaria, desde el punto de vista de la necesidad de producir mayores cantidades de alimento con el menor efecto ambiental posible.

Entre los nutrientes más relevantes para la vida de la población están las proteínas, de distintos orígenes: vegetales o animales, todas ellas irreemplazables para una buena nutrición.

Para el año 2030 la FAO estima que se necesitarán 37 millones de toneladas adicionales de productos del mar para satisfacer las necesidades de proteína de la población. En tanto, para el año 2050 la demanda de proteína se duplicará. La pregunta cabe de cajón ¿cuáles serán las fuentes de proteína?

Lo cierto es que la pesca tradicional ha alcanzado su máxima producción. Por otro lado, las industrias de aves y cerdos pueden seguir desarrollándose, pero su crecimiento estará fuertemente limitado, al igual que la producción de carne bovina, a los altos costos de producción, restricciones ambientales y espacio físico. Nos guste o no, por eficiencia de conversión, la acuicultura asoma como la más probable opción para suplir la mayor demanda de este vital nutriente; eso sí, en la medida que sea capaz compatibilizar de buena forma la producción y el medio ambiente.

Lo que podría sonar como amenaza para la agricultura, puede convertirse en una gran oportunidad, ya que la producción acuícola demandará cada vez más granos nacionales, los que a diferencia de los importados, son trazables y de disponibilidad asegurada; un aspecto relevante a considerar luego de las dificultades logísticas generadas por la pandemia.

Hoy el sector agrícola ya es un importante abastecedor de granos para los salmones, pero si se quiere mejorar aun más esta posición, son necesarios algunos cambios tecnológicos importantes en los predios; también serán necesarios acuerdos comerciales entre los distintos actores que permitan negocios de largo plazo; y condiciones normativas y legales que posibiliten el desarrollo de esta vinculación productiva.

Ricardo Montesinos Iroumé, director de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago)