La crisis sanitaria sigue golpeando fuerte al país y al mundo. Los altos niveles de contagios, sumado a todas las secuelas económicas, el prolongado aislamiento y los problemas de salud mental, tienen inquieta a la población.

Otro de los problemas evidentes en medio de esta pandemia es la mala alimentación y el sobrepeso, hábitos y condiciones que han tenido un claro incremento producto de los estragos de la crisis.

Los especialistas han insistido en la importancia de una buena nutrición para hacer frente al covid-19. En ese sentido, hay coincidencia en que la alimentación es fundamental para el estado de salud de las personas, sobre todo en un escenario donde los contagios no dan tregua.

Antes del coronavirus, la obesidad y el sobrepeso ya tenían en alerta a las autoridades de Salud por su alta prevalencia, al punto de ser definida como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2010, y se ha visto creciente, incluso desde los primeros años de vida.

Estudios de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) aseguran que el 74% de la población adulta en Chile sufre sobrepeso u obesidad.

Según las nutricionistas Luciana Matos y Daniela Gómez, consultoras de Intakt Snacks, más allá de las consecuencias estéticas que tiene la obesidad, "debemos tener claro que se trata de un problema médico que aumenta el riesgo de enfermedades y problemas de salud graves, como hipertensión, hígado graso, diabetes, resistencia a la insulina, enfermedad coronaria y ciertos tipos de cáncer, entre otros".

Datos publicados recientemente señalan que las personas con obesidad tienen un mayor riesgo no solo de infectarse, sino también de tener una peor evolución y mayores tasas de hospitalización, por eso el llamado es a preferir alimentos naturales, altos en proteínas para así fortalecer nuestro sistema inmune, y promover una mayor saciedad entre comidas, alimentos ricos en fibra e integrales. También es importante realizar actividad física y beber agua.

No podemos esperar que la pandemia termine para controlarnos, motivarnos o hacer algo al respecto. Hoy es el momento.

Por estos días la pandemia no da tregua. A más de un año de los primeros casos de covid-19 en Chile y con un proceso de vacunación exitosa, destacada por los medios de comunicación, estamos con las peores cifras de casos diarios de contagio, que amenazan con colapsar -si alguno ya no lo está- los servicios hospitalarios. Si bien en este último tiempo la región de Los Lagos ha mostrado algunas cifras con altibajos, hay lugares donde éstas no son muy alentadoras.

En el caso de la provincia de Osorno, durante esta semana todas sus comunas se encuentran en cuarentena. Hasta hoy, las que han estado más días en esta situación son Osorno con 155 días, seguido de San Juan de la Costa y Río Negro con 102 y 93 días, respectivamente. Desde el inicio de la pandemia, Osorno es la segunda comuna con más tiempo en cuarentena en la región, solo superada por Puerto Montt, que suma 162 días. Sin embargo, llama la atención en Osorno que los días de confinamiento los ha cumplido en cuatro periodos (Puerto Montt en dos), lo que indicaría que algo no se está haciendo bien o simplemente no hemos aprendido mucho durante este periodo.

Sería imprudente concentrar las críticas en las responsabilidades individuales, cuando el Estado no ha sido capaz de asegurar las condiciones mínimas para la realización de cuarentenas efectivas de la población. Por lo mismo, junto al necesario autocuidado, también son importantes las medidas como el testeo, la trazabilidad, la vacunación, entre otras más. No obstante, sería pertinente que éstas se articulen o se ajusten a los requerimientos del territorio.

Este último ámbito es un punto crítico de la gestión de la pandemia, debido a que las acciones de mitigación de la emergencia han sido, principalmente, de carácter centralizado, con escasa autonomía de los equipos de gestión local, en circunstancias que éstos son los que mejor conocen su territorio de acción y el comportamiento de sus habitantes.

Por lo tanto, el manejo de la pandemia deja entrever la urgente necesidad de descentralizar algunas funciones esenciales, las cuales podrían satisfacer de manera más plena las demandas locales en los distintos ámbitos de acción de la emergencia sanitaria.

Alejandro Retamal, investigador del Ceder