Católicos y evangélicos locales acusan poca claridad y falta de empatía social de las autoridades
RELIGIONES. Fieles y líderes locales aseguran que los constantes cambios en el Plan Paso a Paso no consideran el aporte que han realizado las iglesias en la pandemia, donde han entregado contención emocional, ayuda, entre otros servicios. Tampoco se toman en cuenta las necesidades espirituales, emocionales, económicas ni territoriales de las personas.
Las distintas comunidades religiosas pertenecientes al mundo Católico y Evangélico de la provincia están preocupadas, molestas e impotentes frente a los constantes cambios que realiza el gobierno al Plan Paso a Paso, ya que están profundizando la crisis socioeconómica de miles de familias mientras son cada vez menos efectivas para controlar la pandemia del covid-19.
Así lo explicaron líderes religiosos, como hermanos en la fe cristiana, quienes coinciden que las autoridades políticas han tenido poca claridad y falta de empatía social en los criterios utilizados para fijar los estándares sanitarios acordes a cada fase, ya que no considera las necesidades espirituales, emocionales, económicas ni territoriales de las personas, lo que afecta la salud mental de las personas.
La semana pasada, el Gobierno anunció una serie de modificaciones para endurecer el Plan Paso a Paso, especialmente en las comunas que se encuentren en Fase 2, entre las que se consideró la prohibición de celebrar ceremonias religiosas con excepción de funerales, lo que finalmente el domingo fue rectificado y se permite realizar cultos de iglesia y organizaciones religiosas y espirituales con aforo máximo de 20 personas en lugares abiertos y 10 en espacios cerrados.
Esta propuesta desechó todo el trabajo que durante un año han realizado evangélicos y católicos para cumplir todas las disposiciones sanitarias instruidas por el gobierno, con la finalidad de proteger la salud de sus miembros y de toda la comunidad local.
Los templos, parroquias y la catedral estuvieron cerrados desde el inicio de la pandemia mientras las autoridades religiosas avanzaban en elaborar protocolos y realizar las adecuaciones necesarias para cumplir con aforos, demarcaciones de distanciamiento social, implementación sanitaria como dispensadores de alcohol gel, etcétera.
Paralelamente, el uso de las redes sociales fue fundamental para fortalecer el espíritu y la fe personal y familiar a través del mensaje de Dios, transmitido de forma remota por una plataforma virtual, que en el caso de la Iglesia Católica fueron misas y otras celebraciones, mientras que la Iglesia evangélica mantuvo sus cultos y encuentros. Por lo mismo, la prohibición propuesta por el Ejecutivo resultaba tan devastadora, ya que incluso imposibilitaba preparar material audiovisual cristiano.
"no es un privilegio"
La Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica chilena, mediante un comunicado público, expuso el sábado que "nos resulta incomprensible y falto de racionalidad el criterio utilizado por la autoridad en su definición de las nuevas medidas para el Paso 2 Transición (…). Resulta del todo incomprensible por qué se nos niega una mínima reunión de carácter espiritual, mientras se permite el funcionamiento de diversas otras actividades que contemplan mayores conglomerados y flujos".