Se acercan las elecciones y el llamado es a participar. Ya sea en un día o dos, la jornada debiera marcar mayor presencia de votantes porque están en juego los gobiernos comunales, los primeros gobernadores regionales de la historia y la definición de quiénes redactarán la próxima Constitución.

En el contexto del recién conmemorado Día de la Mujer es bueno recordar que la participación femenina entre las candidatas es mayor este año que en procesos anteriores, algo muy importante considerando que el voto municipal de mujeres comenzó sólo en 1934 y que recién en 1949 se hizo universal.

Esos logros no fueron casuales, ni concesiones. Resultaron del trabajo largo y tesonero de quienes se abrieron paso tanto en el área de los derechos civiles, como en la educación y la vida profesional.

Algunas de las antiguas pioneras -entre muchas- a quienes no se puede olvidar son Elena Caffarena y Olga Poblete, artífices del derecho a voto; Alicia Cañas, la primera alcaldesa de Chile y Sudamérica (1935); Isabel Le Brun y Antonia Tarragó, que fundaron liceos y abrieron puertas universitarias a las mujeres; Paulina Starr, primera chilena en obtener un título profesional (1884), a quien siguieron Matilde Throup, abogada; las médicas Eloísa Díaz y Ernestina Pérez; Gricelda Hinojosa, química-farmacéutica; Justicia Espada, ingeniera civil; Dorila González, Rosa Amelia Muñoz, Gertrudis Vargas, Mercedes Mardones, Corina Urbina, Amalia Villalón y Juana Jaque, profesoras de Estado; además de Amanda Labarca, feminista fundamental y la primera académica universitaria (1922).

También están las vinculadas a esta zona, Margot Duhalde, aviadora nacida en Río Bueno; y Flora Inostroza, pianista, violonchelista, profesora y gestora cultural quien fue la gran impulsora y promotora de las Semanas Musicales de Frutillar.

Sobre los hombros de todas ellas, y de innumerables más que han tejido historia, se levantan hoy los cambios sociales y la conciencia sobre el camino que todavía falta por recorrer hacia la igualdad.

La elección paritaria de constituyentes es un paso crucial en esta dirección. Y la única manera de honrarlo es con participación electoral, ejerciendo el derecho que otras ganaron para las generaciones futuras.

Nuestro territorio ha contado siempre con una fascinante cualidad: la fertilidad. Esta condición homogénea de espacio territorial, que se contiene por el norte gracias al cordón de cerros del Culpeo, que a su vez descienden hacia el sur en Paillaco; al oriente por la cordillera de Los Andes; por el sur la rivera del lago Llanquihue que desagua al mar por el río Maullín; y, finalmente, por el poniente por la cordillera de La Costa.

Es un valle que está signado por la productividad, signo que construye su presencia de dos maneras: la primera es visual, constituida por una peculiar gama de verdes que van de la pradera al bosque; la segunda es la naturaleza invasiva de ese verde, que brota en las junturas de pavimento, en las canales da aguas lluvias, sobre los techos de tejuelas, que si no es retirado año a año revienta pavimentos, rebalsa canales de aguas lluvias y cubre caminos.

Es una permanente vigilia para que el don no nos sobrepase. Verde que llega hasta las bermas de los caminos siempre al acecho de recuperar el terreno que invadió el hombre.

Este don de la fertilidad se hace carne en la agricultura, ésta construye un modo de vida con un lenguaje y técnicas propias. La cultura de la agricultura es la espina dorsal del patrimonio identitario anclado en la fertilidad.

Basta con seguir las huellas en la historia local de las empresas dedicadas a satisfacer las necesidades del agro, desde las que proveen insumos pasando por las que procesan productos, hasta las que los comercializan, para entender el particular modo de marcar territorio en el sentido de ejercer poder sobre el mismo que se ha gestado desde Osorno. Las casas matrices de empresas como Ecsa, Terra, Agrosorno, Feria Osorno, Mulpulmo, cooperativas como Cooprinsem, Calo (en su momento) y Creo están en Osorno, las cuales han extendido una red de sucursales que ha consolidado el dominio de nuestra comuna sobre el territorio.

Sin duda alguna, resulta fundamental que la característica rica de nuestra ciudad, que nos posiciona en el mapa y todos podemos visualizar mirando a través de la ventana, sea considerada al momento de pensar y planificar el Osorno del futuro. Conocernos y re-conocernos, es necesario para continuar avanzando.

Andrés Angulo, presidente Cámara Chilena de la Construcción Osorno