Prepararse para un día con desafíos
Tres procesos electorales distintos se reunirán el 11 de abril. Uno clave para la vida comunitaria y dos históricos. Por primera vez en la historia republicana, la ciudadanía elegirá al jefe de los gobiernos regionales y a quienes redactarán la nueva Constitución.
La jornada electoral del próximo 11 de abril podría ser una de las más complejas en los últimos años, porque se mezclarán en ella varios procesos distintos: el de los municipios, el de gobernación regional y el de la Convención Constitucional.
Lamentablemente, quizás eso haga que la trascendencia de los hitos no se note; peor aún, es muy probable que los votantes se confundan al tener que llenar -juntas- cuatro papeletas diferentes para votar por alcalde, concejal, constituyente y gobernador.
El 23 de enero el Servicio Electoral (Servel) publicará la lista definitiva de los candidatos aceptados. A nivel nacional hay más de 22 mil registrados.
A eso debe sumarse el probable contexto de pandemia por covid-19 en el cual se podría estar. Es decir, habrá múltiples desafíos frente a los cuales es preciso prepararse.
En primer lugar, con refuerzo de conciencia sanitaria, algo ya aplicado en el Plebiscito de 2020. En segundo, con entrega de amplia información, sencilla y fidedigna sobre la naturaleza de cada puesto en juego. En tercer término, toda la ayuda y capacitación de vocales posible para la realización práctica de las votaciones; de lo contrario, el conteo de sufragios demorará.
Pese a todo lo anterior, sin dudas, será una fecha muy importante para el futuro regional y nacional. En unas horas habrá definición de líderes consistoriales, fundamentales para vida diaria en comunidad; por primera vez en la historia republicana la ciudadanía elegirá al jefe de los gobiernos regionales; y por primera vez -también- la mayoría podrá designar a quienes redactarán la Constitución nacional.
La tarea no es menor y las responsabilidades frente a ella son compartidas. A los electores les corresponde informarse bien; a los candidatos, exponer con transparencia por qué decidieron poner sus nombres en las papeletas; y a todos, velar porque transcurra de manera armónica y pacífica. Una fiesta de la democracia verdadera, aunque no resulte un día fácil.