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Búsqueda incansable

El 28 octubre de 2016, Luis Felipe Álvarez (18 años) salió de su trabajo de conserje en el sector oriente de la ciudad, pasó a la casa de sus abuelos en Ovejería y se dirigió hacia su domicilio en la villa Portal Osorno. A partir de allí, su madre, Gloria Bello, no tuvo información acerca de su paradero.

En medio de un panorama desalentador, de falta de pistas, Bello optó por no decaer, pensando en sus otros cuatro hijos. De igual forma, siguió buscando por su cuenta y acudía a la Fiscalía, antes de la pandemia, para conocer si había algún avance en la investigación.

"Es muy difícil, vivo sola con mis hijos, trabajo para ellos. Esto es como caminar sin vida, pero debo hacerlo porque detrás de mí vienen más. No los puedo dejar solos. Tampoco a él (Luis Felipe), siempre me cuidó y tengo que continuar hasta encontrarlo", afirmó.

La trabajadora describe a Álvarez como un joven normal, que le gustaba carretear, pero responsable en su empleo. De su personalidad destaca la preocupación constante por la familia.

"Nos cambió la vida, todo fue muy brusco de un día para otro. Cuesta estar firme, me transformé en una persona fuerte, muy dura. No podía ser débil delante de ellos, porque se sentían peor. Esto me obligó a ser otra", afirmó.

Para atravesar el proceso, piensa que una red de apoyo es fundamental. "Es importante seguir en la búsqueda, no rendirse jamás. Yo siempre lo estoy haciendo", enfatizó.

"Lo vamos a encontrar"

Jocelyn Elgueta también se ha mantenido esperando a su padre a lo largo de seis años. Luis Elgueta (54 años) había acudido a trabajar en una construcción, en el fundo Los Notros, ubicado en el cruce La Estrella de Puerto Octay, donde no se supo más de él desde el 5 de julio de 2014.

Al percatarse de lo sucedido, comenzó una cruzada por medios de comunicación, autoridades e instituciones con el fin de alcanzar una respuesta. Así se ha levantado en este periodo carente de novedades sobre el caso, recibiendo orientación de gente de la comunidad respecto a los pasos que debe seguir.

"Ni la PDI ni la Fiscalía nos han entregado antecedentes. El aporte prácticamente lo haces tú como familia. Se acabaron las diligencias, si no hay pistas, todo queda archivado. Pedí un ADN porque me enteré que habían pillado un cuerpo acá en Osorno y esa fue la última pericia que hicimos. No avisaron si estaba negativo, nada, si uno no pregunta no tienes respuestas en realidad", recalcó.

Para Elgueta, lo más complicado al extraviarse un ser querido es no vivir un duelo por la incertidumbre que implica.

"Todo el mundo te dirá 'esto va a pasar' 'el tiempo lo cura todo', son las típicas frases, pero no es así. En mi familia estamos con la esperanza de que lo vamos a encontrar. No perdemos la fe de que algún día vuelva", confesó.

Ese último día que lo vieron, Luis estaba confundido y hablaba incoherencias. Su hija cree que pudo haberse extraviado tras sufrir episodios de amnesia o algún trastorno sicológico.

Entre las tantas preguntas sin contestar o las hipótesis que rondan en su cabeza, Jocelyn afirma que su clave para insistir "es apoyarse en los recuerdos, porque al olvidar, dejas de hacer cosas, tratas de evadir la situación. Las circunstancias hay que afrontarlas".

"Ni la PDI ni la Fiscalía nos han entregado antecedentes. El aporte prácticamente lo haces tú como familia. Se acabaron las diligencias, si no hay pistas, todo queda archivado".

Jocelyn Elgueta, Hija de persona extraviada