Siete jardines infantiles privados cerrarán sus puertas en septiembre
PANDEMIA. La crisis hizo que muchas familias con hijos preescolares quedaran cesantes, por lo que se ven obligadas a retirarlos y estos establecimientos pierden su única fuente de ingresos.
Un complejo panorama es el que viven los jardines infantiles particulares de Osorno, que tras el decreto de suspensión de actividades presenciales en todos los niveles de educación, han visto la deserción de las familias, principalmente por motivos de cesantía y por la cada vez más compleja situación económica.
Estos establecimientos piden para ello una ayuda del Estado, el cual sólo les habría respondido hasta el momento a través de los Fondos de Garantía de la Micro y Pequeña Empresa, pero que no representa una ayuda real para ellos, ya que sólo cubre con un monto que no los sostiene para pagar remuneraciones, imposiciones, arriendos, dividendos y los múltiples compromisos que tienen para sostenerse.
La realidad actual los ha llevado a finiquitar funcionarios y además ven que solo pueden funcionar con mucha suerte hasta septiembre, lo que dejaría con ello un nuevo vacío en el momento que se retomen las clases presenciales respecto a la oferta de educación preescolar, ya que los planteles de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji) e Integra no dan abasto con la demanda total de niños en edad preescolar.
Retiro de niños
Uno de los jardines más antiguos de Osorno es el "Topolino", ubicado en la población La Cantera, a pasos de Barros Arana, pero sus años y tradición no han podido con la crisis generada con la pandemia, por lo que su propietaria, Gloria Morales, relató que al momento de la suspensión de actividades se encontraban en pleno proceso de adaptación de los párvulos.
"Alcancé a matricular 100 niños y tenía proyectado que a fines de marzo llegaría a los 120, porque siempre es así. El 13 de marzo tuvimos que cerrar y algunos papás entraron en pánico y retiraron ese mismo día a los niños, pero fueron pocos. No tuve problemas hasta mayo, porque por la sala cuna pagaban las empresas, pero ya en junio empezaron a retirar a una gran cantidad e niños", indicó.
Tras una obligada reducción de funcionarios, el poco personal que queda trata de entregar actividades a distancia.
Gloria Morales agregó que este grupo de jardines se entrevistó con la subsecretaria de Educación Parvularia, María José Castro, para plantearle el complejo panorama, pero la autoridad no entregó ninguna señal de ayuda concreta para el rubro.
"Ella nos ofreció un crédito Fogape, pero nosotros no necesitamos ese crédito, lo que necesitamos es una subvención del Estado al lo menos por la mitad del tiempo que dure la pandemia", manifestó.
Desde el jardín "Paso a Paso", la propietaria Graciela Araya comentó que la cesantía impactó de lleno en el funcionamiento del recinto.
"Más que perder niños porque los padres no quisieran cancelar, nosotros tuvimos la desgracia de que los padres fueran perdiendo sus trabajos a medida que iba avanzando la pandemia", indicó.
No obstante, continuaron con la entrega de actividades para los niños, incluso a aquellos que no pueden pagar un arancel, porque las familias ya no cuentan con los medios.
"Lamentablemente creo que vamos a tener que cerrar en septiembre, porque hemos buscado las instancias que nos ofrecen. Uno va al banco, pero nosotros como jardines particulares no clasificamos, porque no tenemos una remuneración fija", expresó.
Compleja situación
En el caso de Rayún Escuela Montessori, de los 40 niños que tenían, muchos de ellos se tuvieron que retirar y además ha sido un gran desafío impartir este sistema a distancia, ya que en él es primordial el contacto cercano con el menor.
"Muchos de nuestros padres trabajan como independientes, por lo que vieron muy mermada su situación y debieron bajar sus costos, debieron priorizar y se entiende que bajo esta situación hayan tenido que retirarse", manifestó su directora, Maribel Torres.
El jardín "Rayito de Luz" lleva 5 años de funcionamiento y su directora, Olga Aburto, coincidió en que al comienzo de la pandemia no hubo tanta deserción de familias, con una matrícula que oscila entre 40 y 45 niños, donde incluso ya contaban con una lista de espera, pero en abril comenzó la baja de alumnos.
"Me quedaron cuatro guaguas en abril, tuvimos que reducir los aranceles al 50% en los niveles medios y en la sala cuna nos pidieron rebaja y llegamos a la mitad, porque necesitábamos una inyección de recursos. Ahora tenemos sólo 15 niños y esta semana puede haber otro papá que me diga que lo tiene que sacar", comentó la educadora.
El jardín infantil "Alexandría", ubicado en calle Cervantes, lleva 22 años de existencia en la ciudad y su administrador, Roberto Ancacura, explicó que para un establecimiento de este tipo es muy difícil sostenerse bajo las actuales circunstancias, ya que no hay subvención y por vacíos legales no pueden comprometer a los apoderados a pagos anuales como lo hacen los colegios particulares.
"Hay un grupo de apoderados que solidariamente nos sigue pagando la mensualidad, entendiendo que el jardín es una comunidad educativa y que la pandemia en algún momento va a pasar y necesitarán el jardín", expresó.
Por otra parte, desde el jardín infantil "Colors", ubicado en Barros Arana, su directora, Pilar Martínez, detalló que en el caso de su establecimiento decidieron rebajar al 50% el arancel.
"Hay algunos papás que están cancelando y algunas empresas también están respondiendo, pero no sabemos hasta cuando lo harán", señaló.
El jardín tenía hace algunos meses 60 niños y ahora tiene sólo 15, por lo que de las 9 personas que trabajaban se debió finiquitar a cuatro y tres se acogieron a la Ley de Protección del Empleo.
Agregó que a eso debe sumar el pago de compromisos como el dividendo y por otra parte está la inversión en que debió incurrir para contar con la acreditación que ahora se le exige a todos estos establecimientos, al haber pasado de la supervisión de Junji al Ministerio de Educación.
"Uno va al banco, pero nosotros como jardines particulares no clasificamos".
Graciela Araya, Jardín Infantil "Paso a Paso"
Una subvención estatal es la que piden los jardines infantiles particulares de Osorno.
400 niños aproximadamente es la oferta de los jardines infantiles de Osorno y que podría desaparecer.