Jefas de hogar y pandemia
Hoy hacemos frente a una realidad que nadie imaginó: una crisis sanitaria, social, económica, siendo éstas las aristas más visibles dentro de una amplia gama de cambios manifestados en el último periodo. En este contexto, me quiero detener en un espacio muchas veces invisible, me refiero al que ocupan las familias monoparentales, especialmente aquellas que son conformadas por mujeres y sus hijos.
Lo que hoy enfrentan los núcleos con jefaturas de hogar femeninas es realmente complejo, pues los roles y tares no pueden ser compartidos ni asumidos con menos presión como en el caso de las familias tradicionales. Las mujeres deben entender que no son superhéroes, que existen circunstancias que se alejan de su control y que es preciso aceptar, no me refiero a la resignación, sino más bien a aceptar lo que se enfrenta y buscar nuevas formas de solución.
Aceptar que los hijos deben aprender a tolerar la frustración, sobre todo en la situación actual, pues estos aprendizajes, por duros que sean, les permitirán desarrollar las capacidades de espera y postergación de satisfacción inmediata, algo que hoy con la inmediatez que nos invade, no logramos desarrollar en plenitud.
Ser honesta con las emociones, dar permiso para contactarse con los miedos, penas, tristezas, entender que están ahí y que son sentimientos o emociones que llegan como visitas a nuestras vidas y, como tal, en algún momento se irán. Si una visita me agrada quiero que se quede y hago todo para que se sienta cómoda, las emociones negativas son visitas no agradables, entonces, hay que aceptarlas, recibirla y despedirlas amablemente.
Por último, se debe intentar encontrar el sentido más profundo de las circunstancias que se viven, entendiendo que es un desafío enorme, que permitirá desplegar nuevas habilidades y llegar aún más lejos de donde se está hoy.
Ivonne Maldonado, académica Escuela de Psicología, U. de Las Américas
Alimento para el alma
El programa "Alimentos para Chile", que está en desarrollo por el Gobierno, con la entrega de millones de proteínas, calorías e insumos básicos para hogares más vulnerables, está siendo bien aceptado por los vecinos, qué duda cabe.
Sólo es posible porque tenemos un gran país, ordenado, con estructuras organizadas, gobierno y sus funcionarios que actúan en una simbiosis real y necesaria con sus municipios (alcaldes, concejales y funcionarios) que conocen a su gente, sus calles, casas, campamentos, carencias, etcétera, pero claramente este alimento que es tan necesario es finito.
Considero que tiene otro valor, tanto o igual de importante, que es el significado para las familias que los reciben. Quiero decirles que no están solos, que están acompañados por mucha gente que los quiere, por aquel osornino que se las entrega y saluda, por aquel vecino que no quiso recibirla para dársela a otro.
Muchas de las personas que están haciendo esta labor me han dicho que, como todos, tienen temor a enfermarse y llegan extenuados a sus casas, pero con el corazón satisfecho.
Este alimento del alma se llama solidaridad, sin duda creo que es más duradero porque alimenta al que recibe, al que lo da y también alimenta a nuestra sociedad.
Daniel Lilayú, ex gobernador de Osorno
Stock de medicamentos
Entregar atención oportuna a las personas contagiadas con covid-19 y mantener el abastecimiento de medicamentos para los tratamientos de los pacientes, especialmente con enfermedades crónicas para evitar su descompensación, son grandes desafíos que realizan los funcionarios del sector salud y la industria farmacéutica considerando el difícil momento actual.
Los laboratorios son considerados empresas de servicios críticos y es un deber continuar con sus operaciones. Esto es especialmente sensible en aquellos con planta de producción local, ya que permite dar mayor seguridad de stock, porque no se enfrentan a una eventual retención por parte de otras naciones y los despachos se pueden realizar con mayor fluidez. Pero también ha sido relevante para preservar la operación de la planta la disposición de la autoridad de salud local, especialmente el Instituto de Salud Pública (ISP), para abrir en forma proactiva canales de comunicación con la industria. Correos informativos y de coordinación para la verificación de stock de productos; el uso de plataformas informáticas para reuniones en el marco de la Ley de Lobby y la posibilidad de descargar resoluciones con firma electrónica, cuyo retiro antes se realizaba únicamente en forma física, son algunos ejemplos.
A ello se suma la autorización para elaborar durante esta pandemia productos indispensables, como el alcohol gel, a compañías con planta de producción de medicamentos como Synthon. Un aporte relevante de la industria local considerando el riesgo de desabastecimiento de alcohol gel.
Carolina Aravena, químico farmaceútico