Estudian el uso de elementos de la naturaleza para combatir al covid-19
CIENCIA. El proyecto es realizado por dos investigadores de la ULagos para desinfectar con ozono, UV y peróxido de hidrógeno en dosis inocuas para el ser humano y sin daño ecológico.
Un innovador proyecto para combatir el covid-19 en superficies desarrollan investigadores de la Universidad de Los Lagos (ULagos), a través de elementos presentes en la naturaleza como el ozono, rayos UV y peróxido de hidrógeno.
La iniciativa está siendo financiada por la ULagos, a través de su proyecto de Áreas de Investigación Prioritaria y del Fitogen de esa casa de estudios estatal; y además está siendo postulado y, en etapa de espera de resultados, al proyecto Covid-19 del Ministerio de Ciencias.
El proyecto está integrado también por investigadores de las universidades Austral de Chile, Bío Bío, Concepción, Señor de Sipán de Perú y Córdova de Argentina.
Los investigadores del Departamento de Acuicultura y Recursos Agroalimentarios, Roberto Quevedo y Teófilo Espinoza, comenzaron con esta iniciativa hace tres meses y este último explicó que desde la vereda de una universidad estatal quisieron aportar con sus conocimientos a esta pandemia. Debido a la experiencia de haber asesorado a empresas de aguas minerales y de otros tipo, conocen el manejo de elementos como el ozono y los rayos UV.
Justamente de estos últimos también tienen la experiencia de proyectos de germinación de semillas y desde allí nació la inquietud de que estos elementos, al ser parte de la naturaleza, podrían combatir el covid-19.
Parte de la naturaleza
Roberto Quevedo explicó que estos elementos -el ozono y el UV- han sido usados a través de los años de manera independiente y combinados en aguas minerales.
"Hemos visto el uso indiscriminado de desinfectantes de origen orgánico, como el alcohol, que puede dañar la piel, porque tiene un componente que absorbe mucha agua. También inorgánicos y hay elementos que hemos visto en los últimos días, cuando pasa el tractor por la noche, fumigando con amonio cuaternario, que puede ser tóxico si se expone una persona a grandes dosis. Lo mismo pasa con el hipoclorito, uno no sabe cuánto usar", dijo Roberto Quevedo.
Sobre estos compuestos que se están usando comúnmente por la desesperación para enfrentar la pandemia, señaló que hay desconocimiento de que no son amigables con el medio ambiente, porque lo que se desecha como hipoclorito se va a los desagües y todo lo que se tira de amonio cuaternario en las calles se arrastra con las lluvias, genera componentes secundarios y termina en el mar.
"La idea es combatir al virus y no morirse. Dentro de unos meses habrá una contaminación importante en el ecosistema, por el uso indiscriminado de estos componentes y por ello las empresas que los usan deberán instalar sistemas de tratamiento para eliminarlos", advirtió el investigador.
Por todo lo anterior se propuso este proyecto para impulsar componentes amigables con la naturaleza y con el ser humano en las dosis correctas, como son el ozono y el UV, que, por ejemplo, se usan para tratar el agua mineral y conservar su pureza.
Aparte de estos, un componente que está presente en algunas frutas es el peróxido de hidrógeno, que también se degrada solo.
"Somos los primeros que trabajamos en este proyecto de investigación que consiste en buscar las dosis de estos componentes de manera binaria o ternaria, porque exponerse a mucha concentración de ozono también es peligroso y lo mismo exponerse a mucha luz ultravioleta y al peróxido de hidrógeno", explicó Quevedo.
Para ello, lo que proponen es que estos elementos se usen de manera combinada, como una tecnología de barrera, es decir, combinando entre ellos, mezclas binarias o ternarias, para reducir la dosis de cada uno de ellos, porque unidos y en sinergia pueden eliminar el virus.
Este trabajo es inédito a nivel mundial, ya que no hay ninguna publicación científica que lo haya propuesto de esta manera.
Uso práctico
Un componente que toma en cuenta el proyecto es el sicológico, ya que en muchos países, incluso Chile, se usan cámaras de desinfección donde se lanzan chorros de aire que contienen ozono directo a la cara, lo cual es muy perjudicial para el ser humano. Por ello se está construyendo esta nueva modalidad, que además de cuidar la salud, vela por los aspectos sicológicos de la ciudadanía, por lo que incluso hay un sicólogo que integra el grupo de investigadores.
En la práctica hay empresas que colaboran con el proyecto, como Frima y Framberry, además de otras en Perú y Argentina que están a la espera de resultados para volver a una nueva normalidad y reactivar la economía; y junto con ello podría ser aplicado a colegios y entidades públicas. Teófilo Espinoza agregó que esta es una realidad que llegó para quedarse, por lo que instalar estos prototipos para desinfectar, no solo del coronavirus, serán de gran utilidad.
6 universidades de tres países están participando en este proyecto inédito en el mundo. La iniciativa es liderada por la ULagos.