¡Muchas gracias vecino!
Falleció el vecino del negocio Dumbo (en avenida Diego de Almagro) y con él se murió no sólo alguien del barrio, sino que en algún sentido se muere el barrio. Desaparece una cierta forma de hacer barrio. Hoy en día la existencia de los almacenes, atendidos por sus propios dueños, son una práctica que por sí misma se constituye como contracultural. Muchos de ellos han perecido ante el asedio de las grandes cadenas de supermercados, pero el Dumbo no fue uno de ellos. No sólo por romanticismo se mantuvo en pie, sino que además entendió que debía estar a la altura de los tiempos y las necesidades: agrandó el local, agregó servicios y varió la oferta de productos. La adaptación a los cambios es una de las características que permiten la sobrevivencia y de eso don José nos dio clase. No sólo porque se ajustó a las nuevas necesidades materiales, sino además porque entendió que en esa adaptación había algo que no podía cambiar: el espíritu de barrio. Don José fue, consciente o no, el eje desde el que giraba nuestra convicción de que los vecinos vivíamos en un barrio y no en un condominio. Don José se encargó de recordarnos cada vez que los tiempos del negocio de barrio son otros a los del supermercado, que aquí no sólo está permitido comentar del partido de fútbol que muestra la tele, sino que además esto es una necesidad. Que prepararle el pan con chancho y ají al trabajador de turno, no es una pérdida de tiempo, sino una posibilidad de encuentro. Que el Dumbo mismo no es una bodega de productos, sino una forma de habitar el barrio. En definitiva, don José nos enseñó, con esa calma y tranquilidad que caracteriza a las grandes personas, a convivir manteniendo la cercanía y distancia justa que hace que un barrio exista en una identidad colectiva.
Aún cuando el Dumbo seguirá con la bandera izada, por la fuerza y convicción de su familia, desaparece junto a don José una cierta forma de hacer barrio, pero se abren también, para nosotros los vecinos y la nueva dirección del Dumbo, nuevos desafíos de entendernos como comunidad ante el inevitable requerimiento de los cambios. ¡Gracias por todo vecino, que descanse en paz!
César Humberto Gómez Rodríguez
Macchiavello
Leo en la prensa "convulsión social impacta en realización de matrimonios….."; y el Estado-Gobierno, como ver una lluvia más… ni esto se salva! Por Dios que estamos mal, la inseguridad se instala ante el notable abandono de funciones y responsabilidades de la autoridad para restaurarla, que muy probablemente nos pasará la cuenta. El que tolera el desorden para evitar la guerra, primero tiene el desorden y luego la guerra.
Nicolás Macchiavello, autor de El Príncipe: ¿lo justificará un supuesto descontento social?
José Manuel Caerols Silva
Déjà vu
"Clásico se suspende por golpe de un proyectil sobre jugador". Esta frase no corresponde a lo ocurrido el domingo, sino que lo que ocurrió en el clásico universitario del 2013. Sí, como un déjà vu. Y es que lo del domingo no es nuevo: violencia por parte de la barra y las declaraciones de repudio de diversos actores. Al final, las cosas se mantienen igual.
Algo muy similar a lo que ocurre en Chile post 18 de octubre: violencia y repudio, pero la violencia se mantiene e incluso se proyecta.
En 2011 la clase política prometía, al igual que con el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución, que con "Estadio Seguro" la violencia cesaría, pero la violencia sigue ahí, después de casi 10 años y un gasto relevante que ha salido de las arcas fiscales. Con ese antecedente ¿qué nos garantiza, entonces, que una nueva Constitución cese la violencia que azota el país?. Al parecer, nada.
Marcelo González Fundación para el Progreso
No tengo miedo
No tengo miedo: tengo mucho miedo. Esta sensación de angustia se debe, principalmente, a que: a) no comparto en absoluto lo dicho por Agustín Squella, en una carta publicada en un diario capitalino bajo el título "¿Deberíamos tener miedo?", en el sentido de que estamos "ante la posibilidad de tener por primera vez una Constitución democrática tanto en su origen como en sus contenidos"; b) el proceso constituyente en curso, con el que se pretende introducir cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional es, por definición, un proceso revolucionario; c)una eventual nueva Carta Fundamental surgida de un acuerdo político impuesto por la fuerza, la violencia y la coacción adolecería de una ilegitimidad de origen; y d) dicho acuerdo fue promovido por sectores políticos de izquierda que pretenden cambiar la actual institucionalidad que nos rige, propia de una sociedad libre, por otra de orientación colectivista, igualitarista y estatista; un sistema que lleva el germen del totalitarismo.
Adolfo Paúl Latorre