No existe duda alguna que el alcoholismo ha tomado -literalmente- como rehenes a millones de hombres y mujeres en todo el mundo. Un informe de la Organización Mundial de la Salud de septiembre de 2018 consigna que el consumo excesivo de alcohol provoca más de tres millones de muertes en el mundo cada año, lo que representaría el 5,3% de todas las defunciones, y las cifras siguen aumentando.
Este informe indica que el "uso nocivo de alcohol es un factor causal de más de 200 enfermedades, así como de múltiples trastornos mentales y de conducta", tales como cirrosis hepática, cáncer -a la garganta, lengua y boca-, úlceras, depresión, pérdida de memoria, conductas irracionales que terminan con personas asesinadas, etc., además de severos traumatismos y lesiones a causa de caídas, peleas de borrachos y accidentes viales.
Por otra parte, son las mujeres las que reciben -en mayor grado que los hombres- el desprecio y el rechazo familiar, al mismo tiempo que una marcada intolerancia por parte de la sociedad al ver a una mujer zigzagueando y ebria por las calles, o viviendo como vagabunda por causa del alcohol. Debido a este rechazo social y familiar, muchas mujeres ocultan su consumo de alcohol, lo cual impide que acudan a un centro de salud y soliciten ayuda para someterse a un tratamiento médico y psicológico.
Un reciente estudio de Míguez y Permuy (2017) indica que las mujeres con trastornos por consumo excesivo de alcohol presentan un historial de maltrato y abuso sexual infantil en mayor proporción que los hombres. Un segundo factor de riesgo que se da en mayor proporción en las mujeres es la presencia de una pareja alcohólica. Esta inclinación por la bebida se acentúa cada día más, condición que va cargada de una alta cuota de sentimientos de culpa, situación que induce a la mujer a beber incluso más, en una suerte de círculo vicioso.
En cuanto a la comorbilidad psicopatológica -es decir, además del alcoholismo, como enfermedad principal-, los trastornos comórbidos más frecuentes en las mujeres son los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, depresión y de personalidad. El consumo de alcohol se convierte, así, en una especie de "estrategia de afrontamiento", en que una explicación para este hecho es que la ingesta excesiva en las mujeres constituiría la forma de afrontar situaciones que para ellas son estresantes y difíciles, o bien, con la finalidad de superar estados emocionales negativos.
Dr. Franco Lotito C., académico,
escritor e investigador