Es frecuente encontrarse en las redes sociales con noticias falsas (fake news). En muchos casos, se trata de publicaciones con una clara intención de descalificar a personas o instituciones. Impresiona cómo una noticia falsa corre en cuestión de segundos. Y se masifica y va mutando como en el juego del teléfono, decir algo al oído del que está al lado y así sucesivamente en una ronda de varias personas. Al final, lo que se dijo al primero dista mucho de lo que escuchó el último. Pongo un ejemplo muy simple. En una red social conocida me encontré con una publicación de alguien que ofrecía una serie de datos acerca de uno de los sillones en los que se sentaba el Papa (Francisco, ya no lo usa). Afirmaba que se trata de una silla de oro puro avaluada en 40 millones de dólares con los cuales se podría dar de comer a miles de niños africanos. Naturalmente, una publicación así genera una serie de comentarios que no tienen nada que ver con la realidad. Efectivamente ese trono se trata de un tesoro incalculable, no porque sea de oro, sino porque fue diseñada por el escultor italiano Gian Lorenzo Bernini en el año 1657. Es una silla barroca de madera, forrada en tela y pintada dorada. Una obra de arte así, el Papa no lo puede vender, porque es patrimonio cultural, así como muchas de las obras de arte.
Con todo, no tengo la intención de hacer una defensa férrea y cerrada de la Iglesia que, junto con tener una serie de aciertos y aportes, también se ha equivocado en muchas ocasiones y se seguirá equivocando, ojalá, cada vez menos, porque la componemos seres humanos. Mi intención, es llamar la atención a todas esas noticias falsas que se suben a las redes sociales con la finalidad de manipular la realidad y de levantar posverdades que dañan tanto a personas e instituciones.
Lamentablemente, vemos esta forma de actuar con mucha frecuencia y a veces con consecuencias lamentables. Hay casos donde se han dado verdaderos encarnizamientos públicos. ¿No será el momento en que los cristianos y las personas de buena voluntad nos hagamos el propósito serio de escapar a esta lógica destructiva? Sería interesante que todos nosotros diéramos pasos sustantivos en la construcción de la cultura del buen trato. Lo digo, primeramente, para nuestras comunidades cristianas que debiésemos dar el ejemplo en nuestra forma de proceder. Lo propongo también a nuestros candidatos a las próximas elecciones, que evitemos el maltrato, la maledicencia y las faltas a la verdad. Que destaquemos más en propuestas y espíritu colaborativo. Que nos mueva más la lógica del bien común que el bien particular.
Hoy más que nunca necesitamos líderes que nos animen en la construcción de la paz y la justicia. Los invito a todos a realizar serios esfuerzos por ser más prudentes en lo que escribimos o decimos, considerando siempre la gran regla de oro: no hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti (Cf. Mt 7, 12).