Sólo un 17% de la población de riesgo se ha vacunado contra el covid 19, según las cifras entregadas hace unos días por el Comité Asesor de Vacunas, organismo que trabaja en conjunto con la Subsecretaría de Salud Pública.

Desde que se inició dicha campaña de vacunación, hace cinco meses, se han inoculado 943.931 personas, de las 5.543.129 que están en los grupos objetivo, por lo cual ese comité alertó sobre el lento avance de la campaña, que probablemente requiera una actualización de la estrategia para llegar a la población de riesgo.

Algunos expertos en el tema han señalado que hay un cansancio de la población con el tema de las vacunas, tanto contra el covid-19 como contra la influenza, y por lo mismo, desde el Ministerio de Salud quieren reforzar las coberturas antes del invierno. El Colegio Médico ha señalado que esto es preocupante y que es necesario cambiar la forma en que se está gestionando la estrategia de vacunación en Chile. Los exitosos resultados en inoculación que se venían dando en nuestro país, se debieron gracias a una decisión política de disponer de una vacuna universal, gratuita y que fuera accesible para todos. Pero al parecer la ciudadanía se ha cansado y se muestra reacia a concurrir a los vacunatorios.

Las autoridades de Salud han señalado que además de vacunarse hay que mantener medidas preventivas de higiene, que ya la población conoce, pues fueron fundamentales para combatir los focos de coronavirus durante la pandemia.

Todas estas medidas preventivas se comenzaron a aplicar con la debida anticipación, con el fin de evitar que enfermedades como el coronavirus y el virus respiratorio sincicial generen situaciones que podrían ser complejas en los meses de otoño e invierno.

No solo esta aseveración la promueve Axel Kayser en sus ponencias en toda América, sino también el ex Presidente de España Felipe González, el ex Presidente Ricardo Lagos y cuanto demócrata vive sobre la faz de la tierra. Lo dijo con todas sus letras el ex Presidente Español, "Acabo de comentarlo con Ricardo Lagos, tenemos que darle prioridad a la seguridad en toda América Latina, porque la libertad no existe sin seguridad, son hermanas siamesas, comparten la misma sangre".

Si hay tanta coincidencia y de un abanico tan amplio de la política, ¿qué tiene inmovilizado a Chile?, ¿qué ocurre con el amplio mandato que tienen parlamentarios y administradores del país para proveer tranquilidad a la población?. No olvidemos que la mayoría circunstancial que votó por el actual presidente, proviene de sectores democráticos, con una parte menor de extrema izquierda. ¿Es que estos grupos ideologizados minoritarios tienen controlada la agenda?. La verdad es que el análisis se complica cuando llegamos al segundo piso de la Moneda, donde al parecer se encuentran los verdaderos titiriteros de esta administración.

Para muchos, y me incluyo, el problema es puramente ideológico. Al parecer, seguir avanzando en temas de seguridad, revisando fallos de algunos magistrados, separando las causas por connotación y aislando a los que validan toda forma de lucha para obtener el poder, sería la lápida para varios movimientos en Chile y Latinoamérica. Este hecho podría ser la piedra de tope de varios de los proyectos que duermen el sueño de los justos en el Parlamento.

Así y todo, hoy en el Congreso se está intentando avanzar en una ley que proteja a los ciudadanos de bien, dotando a las policías de una normativa para el uso de la fuerza, sin embargo, las autoridades a cargo de gobernar, se oponen con dientes y muelas. Incluso algunos voceros intentan confundir a la población, señalando que policías y militares podrían salir a la calle con licencia para matar, no obstante, la población clama a gritos que alguien se enfrente a los narcos, al crimen organizado y al terrorismo en el sur del país.

Es en esta coyuntura donde debemos analizar el principal rol del Estado, que no es la educación, la salud o las pensiones, es precisamente dar seguridad a su población. Tanto así, que es el pueblo a través del voto quien le otorga al Estado y en forma exclusiva el uso de la fuerza en contra del delincuente o insurgente. Por ello, si los gobernantes no usan la fuerza para controlar los flagelos de la violencia en las calles y en los campos, la población seguirá viviendo insegura y habrá perdido su libertad, y con ello otro de los bienes más preciados: la democracia.