Esta era una frase que a menudo decía mi abuelo para referirse a aquellas situaciones donde alguien más "vivo" le decía a otro no tanto, que era fuerte y este último, al sentirse halagado, pero por sobre todo validado, hacia las tareas pesadas y que, por lo general, eran de beneficio sólo para ese otro "vivo". Ese "tonto", lejos de sentirse usado, quedaba feliz, pues demostraba que realmente era fuerte y además "admirado" por quien en realidad lo había usado.
¿Qué pasó con esa "clase obrera" instruida cívicamente de los 60' y 70', aquella que al saberse como tal, estaba consciente de que debía organizarse y luchar por ciertos derechos básicos?.
Muchos de los derechos que hoy tenemos y que damos por hecho, fueron logrados por esa clase trabajadora organizada.
Tal parece que el neoliberalismo se encargó sistemáticamente de hacer que aquellos obreros ya no fuesen tan cultos en lo cívico y les lavó el cerebro de tal modo que vieran el ser obreros como algo despectivo y los llamó ahora (de forma arribista) clase media.
Esta clase media ahora se sentía más cerca del patrón y es así como el endeudamiento vino a vestir de seda al vasallo, lo subió a autos pagados en cuotas y a viviendas que serán suyas cuando estén cerca de la tercera edad… pero ellos felices, porque están demostrando que "son fuertes".
La clase política se sumó a esta estrategia de atontamiento de manera que esa ex clase trabajadora ya no se instruía y, por ende, no los cuestionaba si tenían o no proyectos para ellos y solo esperaban halagos y escuchar "que eres fuerte".
No es de extrañar entonces que estos políticos estén mas preocupados de hacer promesas y show, que de proyectos que de verdad nos hagan una sociedad más próspera y justa.
Son pocos los grandes empresarios que han hecho su capital a costa de una idea innovadora y a pulso de trabajo. Si revisamos la historia reciente (40 años atrás), muchas de las grandes empresas de hoy fueron adquiridas de manera cuestionable. De igual manera, las grandes riquezas son producto de la herencia.
Sumamos el hecho que todas, todas estas grandes empresas y riquezas, se financian en gran medida con dineros que son de todos. La AFP prestan nuestro dinero a los bancos y éstos a los empresarios y hasta a nosotros mismos. Así también muchas construyen su infraestructura con fondos regionales y luego nos cobran los servicios.
Seguimos alimentándonos de la publicidad que nos bombardea de consumismo y trivialidad. Hablar de política es latero, fome y hasta de comunistas. Me refiero al hablar de política a la discusión argumentada de leyes y normas que apunten a un desarrollo social equilibrado, lo cual lleva muchas veces a cuestionar el actual, mientras tanto nos dicen todos los días "oye, que fuerte eres".