Apoyo a los emprendedores
Hasta hace un tiempo, hablar de emprendimiento era sinónimo de informalidad. La pequeña y mediana empresa es la gran generadora de empleos y, cuando enfrentan problemas, esto repercute en el mercado laboral.
Es revelador comprobar que son cada vez más los interesados en hacer innovación y crear nuevas opciones de negocios. Que las organizaciones que agrupan a los emprendedores crecen y se potencian, y que el espíritu colaborativo en el emprendimiento y la innovación demuestra que hay tierra fértil para el desarrollo sostenible.
Hasta hace un tiempo, hablar de emprendimiento era sinónimo de informalidad, y pocos se animaban a dejar la seguridad de sus empleos estables y convencionales para apostar por sus ideas de negocio.
Tal vez a partir de la pandemia, cuando cerraron muchas empresas y se generó un alto desempleo, surgieron más pymes para ocupar nuevos nichos de mercado. Y en este favorable escenario se ha comenzado a instalar el concepto de la innovación social, que tiene que ver no sólo con la búsqueda de soluciones disruptivas para los problemas actuales, sino que estas soluciones tengan, además, a las personas como propósito central.
Se puede cambiar el foco de atención, innovar no sólo creando productos nuevos, sino que encontrando soluciones prácticas y distintas a problemas cotidianos.
La pequeña y mediana empresa es la gran generadora de empleos, y por lo mismo, cuando enfrentan problemas esto repercute fuertemente en el mercado laboral.
De ahí la necesidad de cuidar y proteger a las pymes y los puestos de trabajo durante el complejo momento económico, por lo cual los programas de ayuda, si bien no dejan satisfechos a todos, representan un paso importante para apoyarlas en la superación de la crisis e iniciar el lento camino hacia la normalidad.
Hay que incentivar y promover políticas públicas que apuntan a fomentar el espíritu emprendedor, y apoyarlas sobre todo en el aspecto financiero.