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hombres (48,6%); a esto se suman los datos de la Encuesta Nacional de Empleo, que indican que en los últimos años casi 500 mil personas mayores de 60 años continúan trabajando, concentrados principalmente en el comercio, agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, industria manufacturera y construcción.
Esta realidad evidencia que el principal motivo para postergar la edad de jubilación o volver a reintegrarse al trabajo luego de pensionarse, responde a las necesidades económicas que mantiene la población mayor. El sistema de pensiones, así como el aumento en la expectativa de vida, figuran entre las razones para ello.
La opción de estar en el mercado laboral por obligación, aun cuando ya se cumplió la edad legal para pensionarse, se cruza con la salud de cada trabajador senior, ya que muchas veces deben responder igual o incluso mejor que una persona sana en plena edad productiva a los 30 años.
A través del relato de cuatro adultos mayores activos trabajadores, nos acercamos a esta realidad local que tiene de dulce y agraz para sus protagonistas.
De madrugada
De lunes a sábado, Héctor Tapia (83 años) se levanta a las 4.40 de la mañana para estar a las 7 horas en las dependencias donde retira todo lo necesario para cumplir con su jornada como barredor de calles. Una labor que reconoce realiza con gusto, no obstante, su principal motivación es generar mayores ingresos debido a que no le alcanza para cubrir los gastos con la pensión que tiene y que complementa con la que recibe María (80 años), su esposa desde hace más de 50 años.
El adulto mayor llegó a Osorno hace 8 años, procedente de Santiago, en busca de un lugar más tranquilo y seguro para vivir.
"Agradezco tener la oportunidad de estar en una empresa que nos da contrato y oportunidad laboral a los adultos mayores. Claro que quisiera dejar de trabajar y llevar una vida más tranquila, pero necesito el dinero porque simplemente las pensiones que recibimos no nos alcanzan para vivir", explicó Tapia.
El sentido de la responsabilidad es algo que tiene muy marcado, ya que hasta los 65 años más o menos trabajó en empresas de mudanzas, donde conoció todo el país e incluso ciudades en países vecinos.
Dada su rutina, se podría pensar que el adulto mayor no tiene mayores problemas de salud, pero en realidad sobrevivió a un cáncer a la vejiga que padeció en 1999, cuando recuerda que le habían dado una expectativa de 5 años.
"Pero el médico cuando me dio el alta me dijo 'ahora todo depende de ti' y así fue, me cuidé mucho, respetando cada una de las cosas que me dijeron y aquí estoy. Tengo problemas de presión alta y otras enfermedades propias de la edad, pero sigo haciendo frente a la vida y apoyando a mi señora que también tiene problemas de salud. Por lo mismo, dejar de trabajar no es una opción y, la verdad, creo que esto no cambiará, porque en este país las malas jubilaciones son la gran falencia del Estado y ningún político ha sido ni será capaz de tomar esa decisión", expresó el adulto mayor.
Héctor Tapia comenzó a trabajar a los 8 años, pudiendo llegar solo a octavo básico. "Soy un hombre de trabajo y la vida me ha llevado a no dejar jamás de hacerlo, incluso ahora con mis 83 años sigo siendo parte de la fuerza laboral activa de este país. Siempre me pregunto si llegará el día donde pueda descansar tranquilo junto a mi esposa, pero la verdad no tengo muchas esperanzas que eso ocurra", reflexionó.
"necesito la plata"
Margarita (69 años) prefiere omitir su apellido, porque siente pudor que su entorno sepa de todas las necesidades que enfrenta a diario. Viuda desde hace 10 años, ha seguido trabajando en la venta de ropa en las distintas ferias de Osorno, así como en las costuras, que es lo que realizaba desde muy pequeña, primero con su abuela y después con su madre.
"No tuve hijos y quedé viuda, entonces mi realidad es bastante complicada, porque dependo de la pensión que no llega a un sueldo mínimo. Hago milagros para comprar alimentos, pagar mis cuentas, tener leñita para el fuego, comprar algunos remedios, porque no todos los dan en los consultorios, ya que cuando se requiere algo más específico tienes que hacer el esfuerzo tú. Las costuras siempre han sido mi sustento, pero ahí viene otro gran problema: la informalidad del trabajo que ni cotizaciones tuve", dijo la mujer.
Explicó que muchas personas cuestionan lo poco precavido de quienes no tienen cotizaciones para generar una mejor vejez, "pero olvidan que ese tema es algo que se ha ido abordando de forma más masiva durante la última década, con la llegada de internet. Antes uno poco sabía de esas cosas y más si todo tu entorno siempre estuvo en la informalidad laboral. No me imagino sin trabajar, pero reconozco que me gustaría dejar de ir a vender a la feria porque tienes que salir con frío y estar horas expuesta a las inclemencias del tiempo, pero necesito la plata", comentó la adulta mayor.
También atribuye a las malas pensiones la situación precaria en la que viven muchos adultos mayores, "yo al menos aún puedo trabajar, claro que quisiera fuera menos, pero tengo fuerzas y condición de salud para hacerlo, pero existen muchos adultos mayores que no pueden trabajar porque están postrados o muy enfermos, ¿qué hacen ellos con una pensión de 140 mil pesos?. Los políticos no toman decisiones importantes para mejorar la condición de los adultos mayores, porque no tienen idea cómo es vivir con menos de 150 mil pesos y su entorno tampoco. En Chile envejecer o enfermar es considerado un error, un pecado que se debe castigar", manifestó Margarita.
Carpintero
José Monsalve (81 años) recuerda que desde muy pequeño trabajó en distintos oficios, siendo incluso administrativo del Banco Osorno y La Unión en la década del '60, para luego dedicarse a la construcción, donde finalmente se jubiló.