Una de las medidas más efectivas utilizadas durante la crisis sanitaria para evitar el contagio de covid-19 vuelve a ser obligatoria, aunque sólo en los establecimientos educacionales y para los escolares desde los cinco años, incluyendo a profesores y asistentes de la educación.

Se trata de la mascarilla, protector de bajo costo que bien utilizado debería ayudar a evitar la diseminación de las enfermedades respiratorias entre quienes asisten a los establecimientos educacionales. Su uso obligatorio regirá hasta el 31 de agosto, día en que termina la alerta sanitaria.

La medida venía siendo solicitada desde hace semanas por los expertos, dado el alto número de contagios de virus sincicial que afecta a la población de menor edad, por lo que se espera que su aplicación ayude a frenar los contagios.

A ello se debe agregar que su utilización también es recomendada, pero no obligatoria, para toda la población en aquellos espacios cerrados de alta circulación viral, como por ejemplo el transporte público.

Se trata de una práctica que entregó buenos resultados y que debe volver a ponerse en práctica. Esto, claro está, además de otras medidas ampliamente difundidas durante la pandemia de covid-19, como el lavado frecuente de manos, cubrirse la boca al estornudar y la vacunación, en los casos que corresponda.

La suma de todos estos esfuerzos colectivos podrá ayudar a frenar la circulación de los virus respiratorios durante la época invernal, que este año atacaron con inusitada fuerza, especialmente el virus respiratorio sincicial y la influenza.

No es por pelar, pero esta obsesión de las actuales autoridades por introducir los nombres de órganos sexuales a párvulos, espanta. Justo en medio de la deserción escolar más grande que se ha tenido conocimiento, cuando la cantinela "educación de calidad y gratuita" es otra promesa irresponsable, en medio de un sistema de educación deplorable, más penca que nunca y que tiene a los alumnos en la ignorancia y decadencia, con el resultado del Simce aterrador, ahí están las autoridades muy preocupadas de penes y vaginas.

Son estas mismas autoridades herederas de las que aprueban la repartija de condones en las playas o hacen la vista gorda frente a programas de televisión que son verdaderas clases de malas costumbres y a quienes pensamos distinto nos tratan de pacatos y a los seguidores de estas modernas costumbres, los aplauden.

¿Cuál es la idea? Para qué nos hacemos los lesos, a estas alturas son los propios niños quienes podrían darnos clases de sexualidad, como usar un condón y/o relacionarnos sexualmente! Basta entrar a Internet!…En fin.

¿Y? Y aquí estamos los ciudadanos, echando de menos a autoridades gobernando y no enseñando a usar adminículos de látex, a ministros preocupados de recuperar las ruedas de los patines y no de clítoris y testículos; y sobre todo, estamos preocupados por esos padres cómodos que le pasan el bulto al colegio, que luego le tira la papa caliente al gobierno de turno y éste, hoy saturando con estas campañas sin resultado porque no apuntan a la causa: el hombre.

Este mamífero de Armani y Chanel, celular y fastuosas autopistas; pero que aún no sabe para dónde va la micro. Más que nombres de partes reproductivas, para una sana sexualidad, se necesitan padres responsables y autoridades que protejan a la familia en un tema tan sensible como son las relaciones sexuales y sus consecuencias. Este primitivo acto reproductivo; ridículo y necesario sólo embellecido por el amor.

¿O esta payasada es otro voladero de luces de un gobierno inepto, abusivo y mentiroso, para distraer la atención porque el cargo les quedó grande y tiene al país sin patines ni dirección? ¿Usted qué cree?