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NEUROCIENCIA

El Proyecto Cerebro Humano traza un mapa que ayuda a entender cómo fluye en él la información

CIENCIA. Los receptores, pieza fundamental para estudiar el cerebro, son como la red de semáforos de una ciudad.
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Agencias

Uno de los retos de la neurociencia es entender cómo el cerebro, que tiene una anatomía relativamente estática, es capaz de adaptase a un mundo en constante cambio. Para eso, estudiar cómo las áreas del cerebro se interrelacionan estructural y funcionalmente es esencial.

En ese contexto, hay una pieza fundamental: los receptores.

Ahora, investigadores del Proyecto Cerebro Humano (HBP) consiguieron trazar un mapa del cerebro que ayudará a mejorar nuestra comprensión de la distribución de los receptores en este órgano.

La investigación se publica en Nature Neuroscience y los datos ya están a disposición de la comunidad científica en la infraestructura Ebrains del HBP, un proyecto integrado por científicos del Forschungszentrum Jülich y la Universidad Heinrich-Heine de Düsseldorf,Alemania), la Universidad de Bristol (Reino Unido), la Universidad de Nueva York y el Child Mind Institute (EE.UU.) y la Universidad de París Cité (Francia).

El estudio permitió deducir que los patrones de los receptores definen principios organizativos clave en el cerebro, según el estudio.

"Imaginemos el cerebro como una ciudad. En los últimos años, la investigación cerebral se ha centrado en el estudio de sus carreteras, pero en esta investigación elaboramos el mapa más detallado hasta la fecha de los semáforos -los receptores de neurotransmisores- que controlan el flujo de información", explica el autor principal e investigador de la Universidad de Bristol, Sean Freoudist-Walsh.

"Descubrimos patrones en la disposición de estos 'semáforos' que nos ayudan a entender su función en la percepción, la memoria y la emoción. Es como encontrar la clave del flujo de tráfico de una ciudad, y abre posibilidades apasionantes para entender cómo funciona el cerebro normal", subraya.

Además, en el futuro, otros investigadores "podrían utilizar estos mapas para atacar redes y funciones cerebrales concretas con nuevos medicamentos", destaca.

Un mapa de semáforos

Para hacer el mapa más detallado hasta la fecha de estos "semáforos", el equipo usó una técnica denominada autorradiografía de receptores in vitro para cartografiar la densidad de receptores de seis sistemas neurotransmisores distintos en más de 100 regiones cerebrales.

Para hallar los patrones en esta ingente cantidad de datos, aplicaron técnicas estadísticas y usaron modernas técnicas de neuroimagen, combinadas con conocimientos anatómicos expertos, lo que permitió descubrir las relaciones entre los patrones de receptores, la conectividad cerebral y la anatomía.

Al comprender la organización de los receptores en el cerebro, se espera que futuros estudios puedan vincular mejor la actividad cerebral, el comportamiento y la acción de los fármacos.

Además, dado que los receptores son el objetivo de los medicamentos, la investigación podría orientar en el futuro el desarrollo de nuevos tratamientos para funciones cerebrales específicas.

"Ahora, nuestra intención es utilizar este conjunto de datos para desarrollar modelos computacionales del cerebro", avanza Froudist-Walsh.

Estos modelos de redes neuronales inspirados en el cerebro ayudarán a comprender la percepción y la memoria normales, así como las diferencias en personas con trastornos como la esquizofrenia o bajo la influencia de sustancias como las "setas mágicas".

"También nos proponemos integrar mejor los hallazgos entre especies, vinculando la neurociencia detallada a nivel de circuito, que suele realizarse en roedores, con la actividad cerebral a gran escala observada en humanos", comenta la investigadora.

Los datos del estudio "se pusieron gratuitamente a disposición de la comunidad neurocientífica y a través de la infraestructura Ebrains del Proyecto Cerebro Humano, para que puedan ser utilizados por neurocientíficos que pretendan crear otros modelos biológicamente informados", añade Nicola Palomero-Gallagher, del HBP en el Forschungszentrum Jülich y autora principal.

El aislamiento social y la soledad se asocian a un mayor riesgo de mortalidad

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El aislamiento social y la soledad se asocian a un mayor riesgo de muerte por todas las causas, según una investigación que revisa 90 estudios que incluyen a más de dos millones de individuos.

Las conclusiones se publican en la revista Nature Human Behaviour y, según los científicos, los resultados sugieren que reducir el aislamiento social y la soledad podría contribuir a mejorar la salud y el bienestar de las personas.

El aislamiento social se refiere a la falta objetiva (o limitada) de contacto social con otras personas y se caracteriza por una red social limitada o contactos sociales poco frecuentes.

La soledad se refiere a un sentimiento subjetivo de angustia que surge de una discrepancia entre las relaciones sociales deseadas y las reales, recuerda la revista.

Las investigaciones sugieren que el aislamiento social puede fomentar comportamientos poco saludables, como la desnutrición y la inactividad física, y que se ha asociado a una función inmunitaria más deficiente. Además, la soledad se ha relacionado con trastornos del sueño y disfunciones inmunitarias.

Estudios anteriores habían examinado si el aislamiento social y la soledad son factores de riesgo de mortalidad, pero los resultados habían sido dispares.

En este nuevo trabajo, Maoqing Wang, Yashuang Zhao y sus equipos de la Universidad de Medicina de Harbin, en China, realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis de 90 estudios prospectivos publicados entre 1986 y 2022, con un total de 2.205.199 individuos en cohortes seguidas a lo largo del tiempo.

De los estudios, 29 se realizaron en EE.UU. y 61 en otros países, como el Reino Unido, Japón y Finlandia; todos los participantes tenían 18 años o más, y el 70% tenía 50 años o más.

Los autores descubrieron que tanto el aislamiento social como la soledad "se asociaban significativamente" con un mayor riesgo de mortalidad por todas las causas y de mortalidad por cáncer, y que el aislamiento social se asociaba con un riesgo aumentado de mortalidad por enfermedades cardiovasculares.

Además, piden estrategias e intervenciones para abordar el problema. "Una mayor atención al aislamiento social y la soledad puede ayudar a mejorar el bienestar de las personas y reducir el riesgo de mortalidad", resumen.

No obstante, Wang y Zhao admiten que los resultados se ven limitados por los métodos de los 90 estudios incluidos, que utilizaron diferentes medidas de aislamiento social y soledad y que se llevaron a cabo principalmente en países de ingresos altos.

Roma abre el área donde fue asesinado Julio César

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El conjunto monumental de templos milenarios romanos de Largo Argentina, el lugar donde según la tradición fue asesinado Julio César y que permanecía olvidado entre el tráfico caótico del centro de la capital italiana, abre hoy sus accesos al público por primera vez desde su descubrimiento, a principios del siglo pasado.

Se trata de un área con una historia de más de dos milenos: desde la Roma republicana e imperial hasta aquella en la que se reutilizaban las familias aristocráticas, iglesias y monasterios y que hasta ahora, los visitantes debían conformarse con observar desde las alturas.

Desde hoy podrán también acercarse hasta las puertas de los cuatro templos cuyo origen se remonta al siglo IV aC y de los cuales aún se desconoce a qué dios fue dedicado cada uno. Algunas hipótesis señalan que eran la diosa Feronia, la ninfa Juturna, los Lares Permarini, que protegían a los romanos cuando estaban de viaje, y la diosa Fortuna.