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tras el establecimiento de este tipo de praderas y capacitar a los productores en terreno", manifestó la seremi.

Día de campo

Dentro de las actividades que ese están realizando en el contexto de este proyecto, recientemente se realizó un día de campo donde los investigadores Alfredo Torres y Sergio Iraira, ambos especialistas en praderas y producción de carne respectivamente de Inia, compartieron una serie de recomendaciones para enfrentar los eventos climáticos adversos para el ganado.

Alfredo Torres explicó que existen varios factores a considerar a la hora de sembrar praderas con especies tolerantes a la sequía, en este caso como el bromo, festuca, pasto ovillo y festulolium, para tener éxito, como por ejemplo la fertilidad del suelo y fertilización, época de la labor, elección de especies y variedades, calidad de las semillas, la desinfección de estas últimas, condiciones del suelo, dosis de semillas, inoculación y peletización, métodos de regeneración, control de la vegetación residente y la primera utilización de la pradera.

Variedad ya plantada

Por otro lado, el especialista en praderas Cristian Moscoso, también de Inia Remehue, explicó que el cambio climático está afectando la producción de praderas con un efecto notorio en la disminución de la pluviometría estival y, a raíz de ello, la productividad forrajera.

Añadió que en el mercado hay especies forrajeras perennes de mejor capacidad para resistir la falta de lluvias, aunque hasta cierto punto, ya que las plantas necesariamente requieren de humedad en el suelo para mantener sus procesos biológicos.

"Además, al incorporar estas especies forrajeras se debe tener en cuenta principalmente parámetros de fertilidad de suelo y manejo de pastoreo. Dentro de estos últimos la correcta utilización de criterios de pastoreo, en términos de entrada y salida, son fundamentales para incrementar la productividad y presencia de la pradera", sentenció Moscoso.

Los últimos años han sido bastante complicados para muchos agricultores que se dedican a la lechería o a la producción de carne. Tal es el caso de Gerardo Geisse, productor lechero del sector Popoén, en la comuna de Río Negro, quien está incorporando las nuevas especies más resistentes al calor, para asegurar el alimento de sus animales.

"Empecé hace casi dos meses con una variedad que se llama festulolium, que es una mezcla genética entre festuca y ballica. La puse porque esta zona es candidata a tener más cuidado con la sequía. Estoy comenzando con ella, pero sé que hay otros cultivos resistentes a la sequía como la achicoria forrajera, que dicen que es relativamente buena. La alfalfa también, pero esa es más complicada, porque hay que tener tradición alfalfera para que funcione bien, pero cuando resulta, es un aporte", manifestó.

El agricultor señaló que su plantación de festulolium cumplirá dos meses y se está comportando como ballica por el momento.

"Se puso junto con la avena, para que ahora junten harta masa verde para que las vacas coman. Pero en este momento no hay ninguna diferencia, porque se comporta como una ballica cualquiera, mezclada con avena, que es la mezcla de ballica otoñal; no obstante, sé que veré la diferencia este verano", dijo.

Geisse comentó que llegó a plantar esta especie tras haberse capacitado en uno de los días de campo que realiza Inia Remehue para estos fines, mediante un Grupo de Transferencia Tecnológica al que pertenece en el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (Indap).

"Ha servido harto esta ayuda de capacitación, porque tendré la posibilidad de contar con más alimento para mis animales en los meses que vienen. Lo ideal realmente para salir de la falta de forraje también es el maíz, pero necesita mucho riego, aunque cuando se siembra es como ponerle un segundo piso al campo. Una buena pradera de ballica produce entre 9 mil y 10 mil kilos de materia seca por hectárea al año, mientras que el maíz produce prácticamente el doble, el problema está en el riego y en esta zona no lo tenemos", concluyó.

"Empecé hace casi dos meses con una variedad que se llama festulolium, que es una mezcla genética entre festuca y ballica. La puse porque esta zona es candidata a tener más cuidado con la sequía".

Gerardo Geisse, Agricultor de Río Negro

40 años atrás el problema de la falta de agua en la zona no existía y no se pensaba ni siquiera en sistemas de riego. Hoy el cambio climático está cambiando todo el paradigma agrícola de la zona.

9 mil a 10 mil kilos de materia seca por año se generan en una hectárea de ballica y el maíz tiene el doble de rendimiento, pero necesita muchísimo riego, por lo que no es factible de usar.

Un proyecto para incentivar la incorporación de nuevas variedades resistentes al cambio climático en los predios de la región, está impulsando el Inia Remehue junto con la Seremi de Agricultura.