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Científicos chinos estudian sistema inmune de murciélagos para enfrentar futuras zoonosis

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Un equipo de investigadores chinos de la Universidad de Wuhan ha descubierto diferencias en el sistema inmune de los distintos tipos de murciélagos, lo que permitirá saber por qué algunos son mejores portadores de virus y ayudará al desarrollo de tratamientos en potenciales enfermedades de origen animal.

El estudio buscó determinar qué hace a los distintos tipos de murciélagos huéspedes más eficaces de virus de enfermedades animales potencialmente transmisibles a los humanos, un proceso conocido como zoonosis.

Una zoonosis fue el origen del SARS-CoV-2 que provocó la pandemia de la covid-19, aunque hasta ahora no se ha determinado con certeza qué animal fue el portador inicial del virus en el momento de su "salto" a los humanos.

De acuerdo a la investigación, publicada en la revista especializada Science Advances, no todos los murciélagos cuentan con el mismo sistema inmunitario, con amplias diferencias en función de su localización geográfica.

"Nuestros hallazgos indican que la evolución de los genes de la inmunidad en los murciélagos puede ser mucho más compleja y diversa de lo que se pensaba", afirmó el principal autor de la publicación, Zhao Huabin, citado por el diario South China Morning Post.

Hasta ahora, la comunidad científica consideraba que todas las especies de murciélagos tenían un sistema inmune similar y a la vez superior a los de otros mamíferos, lo que les protegía de numerosas patologías.

De acuerdo a Zhao, este estudio puede aportar "valiosos conocimientos" para entender y controlar enfermedades en la especie humana, así como para desarrollar fármacos antivirales.

"Los murciélagos estudiados sirven de base para diseñar modelos de infecciones virales y respuestas inflamatorias en mamíferos, ayudando a analizar los mecanismos moleculares de la inmunidad antiviral", explicó.

El equipo científico empleó un nuevo sistema para generar información genética con el que recreó el genoma del murciélago de la fruta de "nariz corta", una especie localizada en todo el sur y el sudeste asiáticos y de la que se sabe que ha sido huésped de coronavirus como el Mers-CoV, el Sars-CoV, y el Sars-CoV-2.

Los datos obtenidos fueron comparados con los de otras once especies de murciélagos con "resultados sorprendentes", ya que revelaron que el sistema inmune de los de la fruta -conocidos como pteropodidae- evolucionó con más rapidez.

"Estos cambios modelaron el sistema inmune de los pteropodids limitando la respuesta inflamatoria y permitiéndoles coexistir con una gran variedad de virus, lo que explica por qué pueden ser huéspedes de algunos de los más peligrosos", agregó Zhao.

Los astrónomos descubren la mayor explosión cósmica jamás vista

HALLAZGO. Científicos observan su luz desde hace tres años y podría ser resultado de una vasta nube de gas alterada violentamente por un agujero negro supermasivo.
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Agencias

Hace tres años que los astrónomos observan su luz. Se trata de la mayor explosión cósmica nunca vista y que podría ser resultado de una vasta nube de gas, tal vez miles de veces mayor que el Sol, alterada de forma violenta por un agujero negro supermasivo.

La explosión, catalogada como AT2021lwx y que se produjo hace casi 8.000 millones de años luz, cuando el universo tenía unos 6.000 millones, se describe en un estudio liderado por la Universidad de Southampton, Reino Unido, que publica esta semana la Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

La mayoría de las supernovas (la explosión de una estrella moribunda y una de las más grandes conocidas) son visibles durante unos meses, sin embargo la ahora descrita se localizó hace tres años y aún está siendo detectada por una red de telescopios.

Esta gran explosión es diez veces más brillante que cualquier supernova conocida y tres veces más que el evento de disrupción de marea más brillante, en el que una estrella cae en un agujero negro supermasivo.

Los investigadores creen que la explosión es el resultado de un suceso muy raro: una vasta nube de gas, posiblemente miles de veces mayor que nuestro Sol, que ha sido violentamente perturbada por un agujero negro supermasivo.

De esa manera, fragmentos de la nube de gas estarían siendo engullidos por el agujero negro, enviando ondas de choque a través de sus restos y del polvoriento contorno del agujero.

El año pasado, los astrónomos fueron testigos de la explosión más brillante de la que se tiene constancia: un estallido de rayos gamma conocido como GRB 221009A, que se produjo a 2.000 millones de años luz de la Tierra.

Aquella explosión fue más brillante que la descrita ahora, pero sólo duró una fracción de tiempo, lo que significa que la energía total liberada por AT2021lwx es mucho mayor.

El estallido fue detectado en 2020 por Instalación Transitoria de Zwicky y posteriormente por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS), ambas en Estados Unidos y encargadas de vigilar el cielo para detectar objetos que cambian rápidamente de brillo, lo que indica la existencia de eventos cósmicos.

"Lo descubrimos por casualidad", señaló el investigador de la Universidad de Southampton Philip Wiseman, quien destacó que "algo que brillara durante más de dos años fue inmediatamente muy inusual".

Por ello, se siguió investigando el objeto con el Gran Telescopio de Canarias; el Telescopio de Nuevas Tecnologías (operado por el Observatorio Europeo Austral) en Chile, y el Neil Gehrels Swift (una colaboración entre la NASA, el Reino Unido e Italia).

Manejando diversos datos, el equipo pudo medir la distancia al objeto. Una vez conocido ese parámetro y lo brillante que aparece se puede calcular el brillo del objeto en su fuente.

"Una vez realizados esos cálculos, nos dimos cuenta de que es extremadamente brillante", afirmó el también firmante de la investigación Sebastian Hönig, citado por la Universidad de Southampton.

Los únicos objetos del universo tan brillantes como AT2021lwx son los cuásares, agujeros negros supermasivos con un flujo constante de gas que cae sobre ellos a gran velocidad. En un cuásar, el brillo aumenta y disminuye con el tiempo, pero en el caso de esta explosión, hace una década no se había detectado y "de repente aparece con el brillo de las cosas más brillantes del universo, lo que no tiene precedentes", agregó el también coautor del estudio Mark Sullivan.

El equipo quiere ahora recopilar más datos sobre la explosión, midiendo distintas longitudes de onda, incluidos los rayos X, que podrían revelar la superficie y la temperatura del objeto, así como los procesos subyacentes.

También llevarán a cabo simulaciones computacionales mejoradas para comprobar si coinciden con su teoría sobre la causa de la explosión.