La última Esmeralda
Iniciamos un nuevo Mes del Mar en nuestra vida como ciudadanos de esta república llamada Chile. Si bien el significado de este apelativo se ha ido construyendo a partir de una gesta naval heroica que consagra a Arturo Prat como el héroe nacional sin parangón, hay, tras el personaje, un conjunto de virtudes humanas que lo hacen aún más admirable: su fortaleza, generosidad, prudencia, valor y tantas otras que parecen de un personaje de ciencia ficción o de superhéroes. Tal vez muchos no saben que a los 17 años tuvo su primera experiencia de armas en el combate de Papudo, en el que fue capturada la embarcación española la Covadonga. Seguramente el joven Arturo nunca imaginó que casi la totalidad de las ciudades de Chile contarían con un busto o monumento a su persona, ni que habrían expresiones de este tipo en otros países que lo destacan como "uno de los máximos héroes navales de la historia del mundo".
Más allá de la figura militar de Prat, que es indiscutible, es posible destacar que su traje de héroe se venía forjando desde su misma infancia con las dificultades económicas de su familia, con su salud siempre delicada, con una historia de amor tan imposible como de novela.
No cabe duda que la figura de Prat es una gran inspiración no sólo para los más jóvenes, sino también para los que hemos abrazado en la Pedagogía el desafío de construir un mundo mejor. Lejos de la ostentación o la arrogancia, distante de cualquier mezquindad o interés personal, su figura nos recuerda que, con perseverancia y decisión, es posible doblegar cualquier dificultad. Tanta falta hace hoy evocar estas virtudes ante la cada vez más insistente superficialidad con que se tratan los problemas públicos, los que aquejan al bien común y a la vida misma.
Muchas familias hoy navegan sin rumbo respecto a qué hacer con diversas dificultades de sus hijos. Para qué hablar del consumo de alcohol adolescente u otras conductas de riesgo.
Pero es difícil ser educador y no tener esperanza. Sin ella, toda labor pedagógica no tendría sentido. Enseñar va más allá de una asignatura o un contenido, enseñar significa que debemos ser capaces de develar la esencia de nuestros estudiantes y motivarlos para que, con ella, vayan a descubrir y reconstruir el mundo y la cultura. Posiblemente la escuela se ha convertido en una suerte de Esmeralda para la humanidad, una reserva para que nuevos héroes mantengan viva la luz de la virtud humana.