La Santa Sede y los Pueblos Indígenas

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La Santa Sede defendió su apoyo "decidido" a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas cuya implantación, sostuvo, "mejoraría las condiciones de vida" y facilitaría "el desarrollo" de estas comunidades en pleno respeto de "su identidad, lengua y cultura". Esta declaración fue aprobada el 13 de septiembre de 2007, con el voto a favor de 143 países, once abstenciones y cuatro rechazos (Australia, Canadá, Estados Unidos y Nueva Zelanda).