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Nuevas alternativas educativas crecen junto al interés de familias

OSORNO. La nueva visión que implica la diversidad de capacidades y ritmos en los niños ha generado la creación de nuevos proyectos escolares en la zona.
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Paola Rojas

Es claro que las nuevas generaciones cada vez son más distintas a los niños de antaño y, junto con ello, las familias ven nuevas necesidades educativas. Es así como en Osorno funcionan desde algunos años nuevos establecimientos que ofrecen una alternativa distinta a los sistemas tradicionales.

La diversidad de intereses y aptitudes ha forjado la necesidad de tener otras alternativas de educación, que con métodos diferentes preparen y lleven a la meta a los estudiantes, lo que en Osorno ya es una realidad presente.

Al ritmo de los niños

Un proyecto educativo que lleva cinco años en la ciudad es El Faro, ubicado en la población Matthei, donde la educadora Christine Fuchslocher es la fundadora y directora del establecimiento, por lo que comentó que comenzaron con un jardín infantil y ahora están con un cuarto básico.

Agregó que el concepto de colegio que tienen muchos osorninos sigue siendo bastante tradicional y este es un establecimiento pequeño, donde gran parte de sus estudiantes vienen de fuera de la ciudad, varios son extranjeros, cuyas familias buscan una metodología distinta y que vaya de acuerdo al ritmo de sus niños, no apresurando los procesos. Este recinto trabaja orientado a la pedagogía Waldorf, que es un método bastante diferente a lo tradicional, que si bien se creó hace más de un siglo, está muy bien adapta a los tiempos actuales.

"Siento que da una respuesta mucho mejor y más favorable para el bienestar del ser humano a los tiempos que corren; primero, porque a diferencia de la educación tradicional u orfanato, es una educación donde se genera mucha colaboración en vez de competición. Eso se da naturalmente en los niños y, generalmente, cuando se da la competencia, viene asociada a una conducta que traen los adultos, pero los niños instintivamente son muy colaboradores entre ellos", destacó la profesional.

Christine Fuchslocher agregó que en el primer ciclo básico no existe una evaluación con notas, sino más bien que a través de evaluaciones de procesos y la idea es que a fin de año no se haga la misma evaluación para todos los niños que hayan adquirido las mismas capacidades, sino que por el contrario, observar cuáles son los talentos y virtudes que han ido desarrollando.

En cuanto al orden y las reglas, la educadora señaló que existe una idea errónea de que en los colegios Waldorf son completamente libres y no existe orden, lo cual es erróneo, ya que si bien no hay reglas impuestas previamente, ellas se van vivenciando en el quehacer diario, por lo que el niño experimenta los resultados de equivocarse o traspasar un límite.

"Los adultos buscamos ser los referentes dignos de imitar, porque ellos van a imitar todo lo que hagamos. Las reglas o las normas, cuando se imponen desde afuera, lo que generan es un comportamiento mecánico, mientras está la persona o el estímulo que genera esta regla se respeta, pero