Durante los últimos años, principalmente en época de pandemia, la calidad del sueño de los chilenos se vio afectada. Los trastornos para conciliar el sueño o permanecer dormido, quedarse dormido en momentos inapropiados, dormir demasiado y conductas anormales durante el descanso fueron ampliamente conocidos y abordados por especialistas, además el Centro de Información Toxicológica de la Universidad Católica, informó de un aumento del consumo de melatonina para combatir este problema.

Si bien su consumo no es dañino, se debe consumir responsablemente como medicamento. Entender el rol que tiene en el ciclo del sueño y saber que podemos encontrarla de forma natural en los alimentos, podría ser una opción más natural para mejorar la higiene del sueño.

Según Leslie Landaeta, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética Universidad de Las Américas, la melatonina o N-acetil-5-metoxitriptamina, es una hormona encontrada en todas las especies animales, incluidos los seres humanos y también en plantas. Se sintetiza a partir del neurotransmisor serotonina y participa en una gran variedad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos, lo que podría regular el ritmo fisiológico humano, aliviar trastornos relacionados como el jet lag y el insomnio y, por lo tanto, participar en el ciclo diario del sueño.

En este sentido, se han observado diferencias en las concentraciones de melatonina entre las distintas especies alimentarias y se ha documentado que el consumo de alimentos ricos en melatonina puede inducir posibles efectos sobre la salud del sueño y la capacidad antioxidante en los seres humanos. Se ha observado mayor contenido de melatonina en los frutos secos.

Los tomates y los pimientos han sido los vegetales que han mostrado las concentraciones de melatonina más altas y también en algunas setas. Además, se ha demostrado que el proceso de germinación de legumbres y semillas puede aumentar significativamente los niveles de melatonina, por ejemplo, en las semillas de soja germinadas. Por otro lado, dentro de los aceites comestibles el aceite de oliva virgen extra es el que presenta una mayor concentración de esta hormona respecto del aceite de maravilla o linaza.

Han comenzado el tercer intento por dotarnos de una nueva Constitución. El primero rechazado por el Congreso y el segundo por la ciudadanía. La tercera puede ser la vencida, pero sólo si se abordan los problemas de fondo que impulsaron la necesidad de un nuevo orden constitucional.

El modelo de gobernabilidad instaurado en los años noventa ha perdido eficacia y legitimidad y ha sido impugnado en muchos aspectos. Sin embargo el que ahora se inicia es un proceso muy constreñido por el poder constituido, específicamente por el Congreso y los partidos políticos, instituciones que carecen de apoyo ciudadano y que hasta el momento no han querido ni han podido afrontar la crisis.

El rechazo a la propuesta de la Convención Constitucional, les otorgó una nueva oportunidad. La Convención fue mucho más fiel a la revuelta de octubre de 2019 y las movilizaciones de los años previos, que a la correlación político partidaria y a la sensibilidad actual de importantes sectores de la ciudadanía que se habían alejado de la política.

Aunque siempre con el norte de resolver la crisis de fondo, no logró su cometido. Ahora el péndulo ha ido al otro extremo: a un proceso delimitado desde fuera, con preeminencia para los abogado/as de la capital -denominados expertos y técnicos- y con una gran interrogante sobre el rol del Consejo electo que se definirá en mayo. El gran riesgo no es que no llegue a consensos. Hasta la Convención logró acuerdos de dos tercios en condiciones mucho más difíciles. El riesgo es que dicho consenso sea intrascendente, en el sentido que no modifique las condiciones de fondo que llevaron a la crisis constitucional. Incluso si las chilenas y chilenos aprobamos luego el texto.

Una nueva Constitución que no pase por un "momento constituyente" dejará las cosas donde mismo. Ello implica habilitar el espacio político -ciudadanía y partidos- para realizar las transformaciones que se acuerden, dejando atrás la constitución partisana actual, hecha para defender un determinado modelo. Y una vez más se habrá perdido la oportunidad, que podría ser la última para el sistema político chileno. Confiemos en que el proceso tendrá un mejor desenlace.

Gonzalo Delamaza, investigador Ceder ULagos