El concepto de Modernización del Estado se escucha cada vez más, pero por el momento sólo queda en aquello: la escucha. Poco y nada realmente se hace, pues los intereses involucrados siguen siendo lo suficientemente poderosos para evitar su real implementación.
Es increíble la cantidad de estudios que demuestran que estamos operando en el siglo XXI con un Estado de mediados del siglo pasado. Si lo miramos desde el punto de vista de los ciudadanos, encontramos desazón y malestar por los largos procesos y reiterados "papeleos" que, muchas veces, al lograr el último documento pedido, el primero que obtuvimos ya venció. Lo paradojal es que la mayoría son emitidos por distintos estamentos del mismo Estado.
El Estado se autoalimenta de requisitos que pretenden hacer eficiente cada parte, por separado, pero el trámite general es ineficaz. Cuando vemos que más del 40% de los recursos destinados a prestaciones sociales se gastan en burocracia, que un estudio reciente encargado por el Ministerio de Hacienda demuestra que se gastan US$1.000 millones anuales en "papeleo", equivalente al 2% de la recaudación anual, que entre el 30% y 50% del tiempo de los funcionarios públicos se gasta en procesar documentos físicos (a mano), nos podemos preguntar si realmente se requieren más impuestos o debemos ver, primero, si los que hoy tenemos se gastan eficientemente. Según la Comisión Nacional de Productividad (CNP), entre 5 y 13 miles de millones de dólares estarían perdiéndose todos los años en la industria de la construcción por falta de eficacia.
En julio del 2022, la OCDE publicó "Recomendaciones sobre evaluación de políticas públicas" con el fin de que sus miembros puedan mejorar su eficiencia en la toma de decisiones y respectivas implementaciones de los programas públicos; ¿tomará el Estado de Chile dichas sugerencias?.
Si el sector público pide más recursos, es necesaria la transparencia. Es una condición previa que sería recomendable escuchar en las discusiones parlamentarias sobre Reforma Tributaria, Pensiones, Salud, Educación, etcétera.
Todo indica que es urgente abordar la Modernización del Estado y lograr como consecuencia de ello un mayor bienestar y, a través de la eficiencia del gasto, minimizar la necesidad de mayores recursos tributarios. Hagámoslo ya y partamos con programas pilotos en regiones.
Mario Díaz, consejero nacional de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Osorno