Las autoridades han realizado un llamado a la ciudadanía para prevenir los incendios forestales. Las estimaciones de los expertos indican que la temporada una vez más será complicada, considerando que ha habido pocas lluvias, el país enfrenta una prolongada sequía de más de doce años y que se prevé un verano con altas temperaturas y viento cálido.

Con anticipación las autoridades presentaron el plan de protección contra los incendios forestales, destinando a la vez los recursos para el trabajo de las instituciones públicas encargadas del control del fuego, mientras las empresas forestales privadas también han preparado todos sus recursos para enfrentar las emergencias. Una de las medidas que se han adoptado es aumentar la cantidad de cortafuegos en puntos críticos identificados en las comunas con más ocurrencia de fuego en las zonas de interfaz o urbano-forestal. Esos cortafuegos permiten disminuir los efectos en la zona y dar protección a las viviendas que se encuentren en áreas de riesgos.

En Chile operan dos sistemas de protección contra incendios, aunque el trabajo es complementario. La acción del Estado, a través de Conaf, resguarda a pequeños propietarios y las áreas protegidas, como parques nacionales, reservas y monumentos naturales. El otro sistema de protección corresponde al de las grandes empresas, que resguardan con sus propios recursos más de un millón y medio de hectáreas de plantaciones forestales, desde la Región del Maule hasta La Araucanía. Aviones, helicópteros, brigadas de combatientes, vehículos lanzaespuma retardante, puestos de mando móvil satelital para la planificación y coordinación, camiones cisterna y drones, forman parte de los recursos que se destinan para apagar las llamas.

El trabajo preventivo que se está realizando es importante, ya que se prevé que el verano en la zona centro sur del país será seco y con temperaturas más elevadas que lo usual. En Chile se producen todos los años entre 5 mil a 7 mil de estos siniestros, que dejan daños económicos, ambientales y sociales. Pero sobre todo, se considera que el 99% de estas catástrofes se producen por la acción humana, ya sea por premeditación o por negligencia.

En las brasas gemelas que dibujan las rojas luces traseras de cada vehículo por las mañanas y por las tardes en nuestras principales calles sobrecargadas de tráfico, sumado a la demanda que genera la franja suburbana del cordón de parcelaciones saturando las vías; recordamos que básicamente debe haber solo dos tipos de vías de paso: calles y carreteras.

Las calles son para la generación de riqueza local y dan la bienvenida al tráfico solo a baja velocidad, porque las altas velocidades destruyen el valor del lugar. En tanto, las carreteras son para que los vehículos se muevan rápidamente y deben mantenerse libres de negocios, porque cada corte en la berma afecta la velocidad y también amenaza la seguridad.

Nuestro error a lo largo de los años es que hemos permitido que las calles se conviertan en medias calles y las carreteras en medias carreteras. En el primero, el comercio ha sido sacrificado a la velocidad, y en el otro, se ha sacrificado la velocidad al comercio.

Llaman a esta degradación de uso "calletera", algo así como a un futón, "un sofá incómodo que se convierte en una cama incómoda, algo que realiza dos funciones, pero no hace bien ninguna".

Una vez que usted ha escuchado la palabra "calletera", no podrá evitar identificarlas donde quiera que vaya. En nuestro Osorno el eje Ruta 215, Fuchslocher, Buschmann, Mackenna, República, U 40 es un perfecto ejemplo de calle en que el comercio ha sido sacrificado a la velocidad. Estas son el primer tipo de calles locales, mal entendidas como carreteras.

En su mayoría son calles principales que fueron superadas en el apogeo de la era del automóvil y han estado luchando por recuperarse desde entonces. Son fáciles de arreglar, si hay voluntad. La clave es convencer a las hordas automovilísticas locales de que una pequeña parte de su ciudad merece ser una calle y no una carretera.

Las rutas como la 215 y la U40 fuera de la ciudad, como en las afueras de cualquier ciudad son carreteras o caminos diseñados para mover grandes volúmenes de tráfico a gran velocidad. Estos son el segundo tipo de "calletera", mal usadas hoy por la recarga de tráfico que genera el cordón suburbano de parcelaciones tratándolas más como calles que como carreteras.

Andrés Angulo, past presidente CChC Osorno