Parroquia San Sebastián reabre sus puertas luego de seis años
ESTE SÁBADO. Tras el incendio que destruyó el templo parroquial en febrero de 2016, la comunidad se organizó, juntó los recursos y volvió a levantar lo que ha sido por más de 90 años un lugar de oración y culto.
Han pasado casi siete años desde aquella madrugada del domingo 7 de febrero de 2016, cuando un voraz incendio destruyó el templo parroquial San Sebastián, centro espiritual, de encuentro y legado cultural de la comunidad de Purranque. De un minuto a otro, una obra que por más de 90 años se había erigido como parte del paisaje de los purranquinos, quedó en el suelo, poniendo en pausa uno de los elementos centrales de su identidad y de múltiples actividades.
Pero esa pausa, ya terminó. Este sábado 17 el templo parroquial completamente renovado, abrirá sus puertas a toda la comunidad demostrando a todo el país que cuando los vecinos se organizan y trabajan en forma colaborativa, no existen imposibles.
Puertas abiertas
El mediodía de mañana se realizará una misa presidida por el obispo de la Diócesis de Osorno, monseñor Jorge Concha. Se espera el arribo de cientos de feligreses a celebrar, no sólo de la zona, sino de todas partes de Chile y de la Congregación Misioneros de la Preciosa Sangre de Perú y Estados Unidos.
El nuevo templo, que contó con la dirección arquitectónica y de diseño del premio de Arquitectura 2016, Edward Rojas, recoge la historia de la parroquia de Purranque desde sus inicios en los tiempos de la Colonia, destacando la nobleza de las construcciones en madera. Considera un pórtico que homenajea al construido en los años '50 y una torre que toma como referencia la capilla de los años '20.
"Trabajar con los purranquinos ha sido una experiencia extraordinaria, porque cada paso dado ha sido consensuado con la comunidad a través del Comité de Reconstrucción, los sacerdotes de la Congregación de los Misioneros de la Preciosa Sangre y la Fundación San Sebastián, lo que vuelve a hacer real aquello de que la arquitectura es un hecho colectivo", afirmó Edward Rojas.
En su diseño mantiene las dimensiones originales, pero incorpora el símbolo de la Congregación de los Misioneros de la Preciosa Sangre, una torre con campana y una nueva fachada, que incorpora un reloj y el acceso a una capilla más pequeña, que tendrá la imagen de San Sebastián. También incluye un hall de acceso, un coro y un pequeño proyecto de museo.
Cabe destacar que la decoración interior estuvo a cargo de Arte Granda, firma española de arte sacro de relevancia mundial que, entre otros elementos, elaboró el retablo de La Última Cena, tallada a mano en madera haya y una imagen de madera policromada de San Sebastián. El nuevo templo también incorpora mejoras en aspectos como climatización, eficiencia energética, acústica, interiorismo.
Fuerza colaborativa
Pocas horas después de la desgracia, aun con los escombros y las cenizas en el suelo, los vecinos se reunieron, conversaron y marcaron la pauta de lo que sería la reconstrucción.
Para organizarse formaron un comité liderado por la señora Siria Figueroa, en el que también participaron el párroco, diáconos, religiosas, agricultores, trabajadores de empresas locales, comerciantes, catequistas y feligreses. Un colaborador importante en esta instancia fue la Municipalidad de Purranque, que dispuso de todo lo que estuvo a su alcance para ayudar en esta causa.
Para reunir recursos la comunidad realizó diversas actividades, entre las que se cuenta la realización de bingos parroquiales, rifas, participación en actividades recreativas de la comuna y campañas, como "Un metro cuadrado para el templo", en la que se invitó a empresas, familias y colegios a aportar $300.000 por cada metro cuadrado remodelado.
"Fue muy hermoso ver una comunidad unida y comprometida con la reconstrucción material y espiritual de nuestro templo. Durante todos estos años hemos recibido aportes constantes de parte de los habitantes de nuestra comuna, peregrinos de San Sebastián, comunas vecinas, que han hecho un esfuerzo importante para cooperar y aportar", señaló Siria Figueroa.
Con el correr de los años y viendo que el dinero no alcanzaba, el comité decidió acercarse a organizaciones, tanto eclesiales como civiles, entre ellas la Diócesis de Osorno, la fundación extranjera Ayuda a la Iglesia que Sufre y la fundación local San Sebastián de Purranque, presidida por el empresario Nicolás Ibáñez.
"Desde un principio sentimos que era nuestro deber, como católicos y amigos de Purranque, hacernos parte del proyecto de reconstrucción… Al principio no teníamos muy claro de qué forma podíamos colaborar. Pero al ver la enorme cantidad de trabajo que había que hacer, decidimos formar la Fundación San Sebastián y ponernos a disposición de quienes estaban trabajando en la reconstitución del tejido de paz, confianza e integración que representaba este lugar. De esa forma iniciamos una alianza de trabajo colaborativo con los presbíteros de la parroquia, con los miembros de la Municipalidad y con los vecinos de Purranque que fue muy fructífera", comentó Nicolás Ibáñez, presidente de la Fundación San Sebastián de Purranque.