Regulación de ola migratoria
Varias voces vienen advirtiendo sobre los nuevos flujos de migrantes que llegarían al país durante el verano que se avecina. Es un imperativo que el Estado cuente con herramientas eficaces (y la voluntad) para regular el flujo migratorio.
Las autoridades nacionales han expresado su preocupación por la gran cantidad de inmigrantes que han ingresado en forma ilegal al país y que no han regularizado su situación, por lo que pasan a generar un nuevo problema social, al incrementar la población que vive en campamentos. Esto representa a la vez una presión para los servicios de educación y salud, entre otros. Hay estudios internacionales que dicen que cuando las personas llegadas a un país representan más de un 10% de la población, se generan desafíos relevantes, pues hay que pensar en proporcionarles vivienda, empleo, salud, cobertura previsional y educación para los niños, además de desarrollar políticas de inclusión.
Los últimos gobiernos se han enfocado en la regulación del proceso migratorio, para que quienes ingresan lo hagan con su documentación al día y con las autorizaciones. Entrar con RUT y visa facilita la inserción de quienes vienen a trabajar, considerando que no hay una capacidad infinita para integrar inmigrantes.
Una vez reabiertas las fronteras tras el período más difícil de la pandemia, muchas personas que perdieron los medios de subsistencia en sus países comenzaron a emigrar a lugares donde creen que tendrán mejores condiciones. Hace unos días, el senador José Miguel Insulza advirtió que este verano vendrá otra ola migratoria ilegal y que si ahora hay unos 40 mil inmigrantes ilegales en el país, se podría pasar a 60 mil o 70 mil entre enero y marzo. Aunque el proyecto del Gobierno para agilizar las expulsiones de indocumentados fue aprobado en el Senado, el parlamentario dijo tener dudas que en la práctica se puedan concretar las expulsiones, ya que se exige notificarlos previamente en forma presencial. Con la actual norma se les debe avisar en tres ocasiones y el proyecto en estudio lo rebaja a dos, pero los involucrados van cambiando domicilio, de manera que en la práctica pasan a ser inubicables. De ahí que sugiera que hay que obligarlos a fijar domicilio y que no puedan trasladarse.
Es relevante sincerar la migración que viene a trabajar a Chile y no disfrazarla de un turismo que no es tal. Es aún más relevante cuando el país debe enfrentar un acelerado proceso de recuperación de los empleos perdidos en la crisis derivada de la pandemia del covid.