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Cientos de personas visitaron a sus difuntos en los cementerios

CONMEMORACIÓN. El primer 1 de noviembre sin restricciones permitió llenar de visitantes los 5 recintos de la comuna, siendo los más concurridos el Católico y Municipal, aunque sin aglomeraciones. Los comerciantes instalados en las inmediaciones no tuvieron las ventas que esperaban.
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Verónica Salgado

Sin mascarillas, aforos ni restricción de horarios de ingreso, se vivió ayer el Día de Todos los Santos en los cinco cementerios de la comuna. Esto, debido a que este 1 de noviembre fue muy parecido a los de antes de la pandemia, con cientos de visitantes a los camposantos para recordar a sus difuntos dejando flores, globos o velas en las tumbas.

Con un día radiante, con temperaturas que superaron los 20 grados, propias ya de la primavera, la gente llegó ordenadamente durante toda la jornada a los distintos camposantos, siendo los recintos Católico, en calle Eduvigis, y Municipal, en calle El Salvador, los más concurridos. Si bien la afluencia de público fue constante durante todo el día, no se registraron aglomeraciones y la permanencia al interior fue acotada, lo que ayudó en la prevención de contagios del coronavirus.

Los cementerios de la comuna mostraron su mejor imagen, ya que las respectivas administraciones se preocuparon de implementar las medidas necesarias para que la jornada fuera de reencuentro entre la comunidad y quienes ya no están en el mundo terrenal.

Cementerios

"Vengo una vez al año a visitar a mis padres. Venir al cementerio no es una experiencia que me guste, pero hacerlo después de dos años debo reconocer que fue emotivo. No había venido, aún cuando era posible hacerlo, porque la mascarilla era un problema, dado que soy alérgica y lo pasé muy mal mientras era obligatorio. Lo bueno es que andaba mucha gente, pero no se aglomeraba y como que conservaron la distancia de forma natural", indicó Marcia Alun a la entrada del cementerio Municipal en Rahue Alto.

Al igual que ella, cientos de personas acudieron a recordar a sus difuntos y la mayoría lo hizo con flores para hermosear la última morada de sus seres queridos.

"Es una tradición familiar dejarle claveles a mi hermana que falleció a los 14 años, víctima de un cáncer, hace más de una década. Somos 3 hermanos los que sobrevivimos y cada uno elige un color distinto. Los precios estaban bastante accesibles este año. Nos dio emoción ver que las últimas flores que tenía eran del 1 de noviembre del 2019 y el jarro estaba vacío, pero ahora nuevamente tendrá, al menos por hoy (martes), su tumba llena de colores, como ella quería", dijo Raúl Zapata, visiblemente emocionado al mirar los claveles rojos y blancos sobre la tumba de su hermana.

Las tumbas decoradas y visitadas están junto a otras cubiertas de malezas y letras desdibujadas en las lápidas. Sólo la tierra y el cemento les hacen compañía. En el caso del Cementerio Católico, los enormes mausoleos también dan cuenta del paso de las décadas, con moles de cemento que datan de inicios del siglo XX y cuyos difuntos fueron sepultados hace más de un siglo sin que actualmente tengan familiares que les depositen flores, ya que probablemente se reunieron en otra dimensión espiritual.

"Le vengo a dejar flores a mi esposo que falleció hace 30 años, yo tengo más de 90, pero