El pecado de envejecer
Tengo 58 años, soy una mujer profesional la cual se entregó por entero a su trabajo durante 30 años y de un día para otro fui despedida, ya que la empresa aduce razones económicas, si bien me cancelaron todos los haberes en mi finiquito. Lo más desolador vino después al tratar de reinsertarme en el mercado laboral, donde solo logré encontrar un reemplazo por un corto tiempo, hoy después de 7 meses me ha sido imposible encontrar un trabajo. Me he dado cuenta muy a mi pesar que esto no pasa por tener competencias profesionales avaladas por un muy buen currículum, ya que cuando buscas empleo, independiente del rubro, porque he llegado a postular a cualquier labor que se pueda desempeñar, en los avisos aparece solo hasta 55 años, o simplemente no te consideran.
Mi reflexión va más allá, me pregunto qué pasa en este país donde se jacta de dar oportunidades a todos, se habla de inclusión, de que los adultos de más de 50 son competitivos y aptos para seguir trabajando, esto en la realidad no es así, por ello me acuso de cometer el mayor pecado en esta época, el cual es ser mujer profesional de más de mas 55 años, es decir, vieja para el mercado laboral. "Chile país de oportunidades".
Cecilia Catalán
Reactivación regional
La marcha de la economía es un tema que nos preocupa, y nos afecta, a todos. Y si bien es cierto la actual situación obedece en parte al comportamiento del escenario global, no podemos, como región y como país, sentarnos a esperar que las condiciones mejoren por sí solas. Se hace necesario impulsar ciertas actividades que hagan posible la reactivación. Esa reactivación depende en buena medida del sector privado, pero también y de un modo cada vez más importante, del propio Estado.
El país necesita una agenda de crecimiento y desarrollo impulsada por un Estado productivo y basado en la alianza público-privada. En ese contexto, resulta crucial aumentar la eficiencia en impulsar la inversión pública y la cartera de inversiones. El sistema de concesiones debe ser mejorado, de modo de otorgarle mayor agilidad y reducir la burocracia, sin restar por ello rigurosidad y control a los procesos. En la Región de Los Lagos hay casos que impresionan. Uno de ellos tiene que ver con los servicios de conectividad, que en una gran proporción cuentan con subsidio estatal, pero cuyos contratos adolecen de una serie de problemas.
Es el caso de los contratos en que el Estado es dueño de las naves y se las traspasa al operador para que las explote, pero conserva la responsabilidad de realizar las mantenciones mayores, generando con ello enormes brechas de funcionamiento. Así, las faenas de mantenimiento que el propio operador particular podría resolver en 20 días, terminan tardando meses, pues se realizan parceladas (primero un motor, luego otro, luego la carena, etc).
Casos como ese se repiten demasiado. Y los hay todavía peores. Basta recordar la cantidad de empresas que dejan obras a medio construir, o que no cumplen los plazos estipulados, como sucede con las constructoras de viviendas sociales, que retrasan incluso por años la entrega de hogares a las familias beneficiadas. Ello da cuenta de la necesidad de modernizar procesos, facilitando y dando las garantías necesarias a las empresas responsables, y sancionando duramente a aquellas que no cumplen. En tiempos de crisis, el Estado debe procurar los proyectos y recursos necesarios que permitan inducir el crecimiento y avanzar en desarrollo, generando empleo y dinamizando la economía en el corto plazo.
Rabindranath Quinteros, presidente de la Fundación Región y Futuro
Salud mental en disputa
Este lunes 10 de octubre del 2022 se conmemoró el día Mundial de la Salud Mental, a dos años de la pandemia, aún son evidentes las secuelas afectivas y se recurre o inicia un apoyo terapéutico al reconocer el impacto de lo que sucedió en sus trayectorias de vida. En este contexto, las maneras de acercarse al concepto de salud mental como un conocimiento unívoco, implica una serie de indicaciones triviales y una serie de pautas de vida generalizadas: "comer saludable", "hacer ejercicio", "salir a hacer actividades recreativas", "hacer meditaciones", etcétera, los cuales pueden ser un aporte, pero que implican un riesgo, porque la salud mental, no se reduce a un concepto unívoco, ni a una serie de prescripciones en torno al cuidado, sino que es un concepto en disputa.
La "salud mental" muchas veces invisibiliza los efectos de ciertos discursos, en términos de género. Hace pocos años la homosexualidad era vista como una enfermedad siquiátrica. Otra es la idea de "madres y mujeres ideales", quienes deberían cuidar a sus hijos y llevar la carga doméstica, sin entrar a sufrir algún desgaste emocional, ya que implicaría una falla personal o problema sicológico, pero no un discurso heteropatriarcal que define roles y funciones asociado al género.
En el ámbito de lo clínico, se aprecia en el estereotipo de paciente depresivo con tendencia a la tristeza, lo que dificulta el reconocimiento y búsqueda de apoyo por quien evade la expresión de sus afectos mediante una sobre exigencia, por lo que "al no verse desanimado", no es reconocido como sufriente.
En el marco de los derechos, las personas en situación de discapacidad y de pueblos originarios se pueden sentir impotentes e incomprendidas al cuestionar su situación y creencias, y los derechos vulnerados en espacios institucionales o sociales, que generan barreras de acceso e integración por falta de diseños adecuados, lo que puede generar percepciones de rechazo social y aislamiento, entre otros.
Estamos entonces ante un concepto en disputa presente en cuerpos "visibles", que como señala el filósofo Friedrich Nietzsche, son una estructura social de muchas almas, que esconden el estar atravesados por discursos "invisibles" que impactan en las subjetividades y su "salud mental".Sergio Maureira Silva, sicólogo clínico, Área de Salud Mental, Universidad Austral de Chile sede Puerto Montt
Desarrollo del país
Para el plebiscito del 88 tenía poco más de 18 años. Voté "No" para botar al dictador y de ahí en más, como muchos de mi generación, nos dedicamos a trabajar, para sacar adelante a nuestras familias.
Sabíamos que era la forma para cambiar a un país quebrado moralmente. No todo fue miel sobre hojuelas (¿qué lo es?), pero vimos avances evidentes, lentos sí, pero avances, hasta que llegó un grupo de niños de buena cuna y lindo hablar que dijo que nuestro esfuerzo no valió la pena.
Patricio Herrera