Una encuesta de la Universidad Autónoma a más de 365 futuros docentes de educación parvularia y básica de ocho universidades chilenas, con seguimiento de un año, reveló una preocupante realidad: consideran importante leer, pero no tienen el hábito de hacerlo, lo cual afectará a quienes luego serán sus alumnos. Las lecturas de los futuros docentes son muy similares a las de sus futuros estudiantes. El informe indicó que pensando en su edad y formación universitaria parecen no haber ampliado ni complejizado sus intereses y preferencias. Lo que preocupa a los investigadores es que si ellos no tienen el hábito lector, será más difícil desarrollarlo en sus alumnos.

Estudios previos han sido críticos, sugiriendo que algunos pedagogos parecen actuar como "falsos lectores", poniendo en peligro la formación de las nuevas generaciones. Ellos relacionan la lectura como algo positivo y socialmente bien visto, pero en la práctica no lo hacen. Es en prebásica y básica que se enseña formalmente la lectura, pero también es el período donde se promueve el gusto por leer, objetivos que dependen, en parte, de la relación de los docentes con la lectura.

El Ministerio de Educación ha dicho que el 60% de los niños que pasan a segundo año básico llega sin saber leer correctamente. Significa que cerca de 158 mil alumnos que debían aprender a leer en primero básico no tienen el nivel adecuado, lo que afecta su aprendizaje en otras asignaturas. No aprender a leer en primer año provoca un retraso que les cuesta mucho remontar, lo que podría relacionarse con dificultades en la metodología, el bajo acceso a material y libros, y la falta de apoyo del entorno familiar.

Promover la lectura en primero básico requiere que exista disponibilidad de libros para los niños, que los profesores sean lectores y estén en condiciones de enseñar efectivamente a leer desde las edades más tempranas, y un compromiso del entorno en los cuales esos niños se mueven. Es evidente que hoy los niños y jóvenes muestran desinterés por la lectura, incluso a nivel de estudiantes universitarios. La falta de lectura atrofia la mentalidad de los estudiantes y limita su vocabulario y la capacidad de comprensión, por lo cual hay que resolver el problema desde el primer año.

Si bien los viajes por placer se realizaban desde los tiempos del imperio romano, el turismo como una actividad formal se comienza a desarrollar en el siglo XIX, producto de la revolución industrial. Dada su creciente importancia en la economía mundial, desde 1980 la Organización Mundial del Turismo (OMT) celebra cada 27 de septiembre el Día Internacional del Turismo.

Año a año se suman más países, regiones y comunas a esta celebración. Todos los actores que tienen alguna vinculación directa o indirecta a esta importante actividad económica, social y medio ambiental, colocan énfasis en sus beneficios y reconocen al turismo como un pilar crucial del desarrollo de los territorios.

En conjunto a las celebraciones se crean "lemas" que ayudan a orientar los desafíos que tiene la industria. Por ejemplo, en años anteriores se han abordado tópicos como turismo y desarrollo rural, empleo y transformación digital, entre otros.

Sin embargo, en 2021 no hubo lemas ni celebraciones. El covid-19, un virus que no conocíamos, castigó duramente al turismo a nivel mundial. En ese periodo, y en aras de la supervivencia, todos los actores relacionados al rubro tuvieron que replantear sus estrategias.

La OMT para este 2022 tiene como lema oficial "repensar el turismo" y suena lógico repensar la actividad producto de la crisis sanitaria que nos tocó vivir. Pero esa premisa toma más fuerza entendiendo las vicisitudes económicas en las cuales estamos en la actualidad, con cambios e incertidumbres constantes.

Las crisis nos ayudan a adaptarnos de manera más fácil a los desafíos futuros y presentan oportunidades para llegar de mejor forma a más y mejores mercados. Por lo mismo, repensar el turismo es un desafío constante y desde Inacap formamos personas que trabajan con visión de futuro por una actividad más verde, más inteligente y más segura. Nuestro desafío hoy es fomentar la creatividad y apuntar a generar experiencias que sean transformadoras, que ayuden a las economías locales, a la puesta en valor de la cultura y del patrimonio. Las personas necesitamos espacios de ocio, desconectarnos y reencontrarnos con los elementos más básicos de nuestra humanidad; y un turismo más evolucionado, o repensado, puede ayudarnos en ello.

Marcos Gómez, docente de la carrera Turismo Inacap sede Osorno